El abrazo de Quique y Victor

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El abrazo más largo. El maestro en juego ganó al discipulo. Aunque el resultado diga otra cosaFoto: Braulio/cadistasfinos.com

No ganó el mejorNo por repetida pasó desapercibida esta imagen. Falta un minuto para el que el partido diera comienzo, y Quique Flores va a buscar a Víctor Espárrago al banquillo cadista. No fue un abrazo al uso, tan poco se parece en nada al apretón de manos de Juande Ramos y Lorenzo Serra. Al contrario, fue un encuentro que se hizo largo. Ambos primeros espadas departieron cordialmente un buen rato. Se desearían suerte, y seguramente que ganara el mejor. Los dos los necesitaban. Luego el viento, que no quiso perderse el partido entre el maestro y su discípulo más aventajado, fue testigo directo de cómo el fútbol no fue justo. El Cádiz mereció mucho más que el Valencia. Fue el único equipo que supo entender el fútbol que había que realizar ante tan inhóspito visitante. Supo jugar con viento a favor y con viento en contra. El Valencia sufría y sufría. Incluso a falta de veinte minutos Quique hacía debutar a David Navarro con el propósito no oculto de amarrar el resultado. A la finalización del partido no vimos la despedida. Lo que está claro es que Quique Flores sigue teniendo claro quien es el maestro. Ayer no mereció ganar.

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