El Cádiz CF tira de manual para vencer al Granada CF

Así se celebró el gol del triunfo. De Kecojevic.

Victoria sufrida, sufridísima, la que el Cádiz CF ha conseguido en el día de Reyes en Carranza. Un triunfo que supone la quinta victoria liguera consecutiva como local, asegurando de esta manera acaba la primera vuelta en puesto de ascenso directo. Quien lo iba a decir. Como ocurrió con el Pucela o con el Reus, bastó un solitario gol en el primer periodo para abrir la lata de la victoria.

De esta manera, un testarazo de Iván Kecojevic tras preciso servicio desde la bota derecha de Salvi Sánchez sirvió para que Javi Varas tuviera que recoger el balón de sus redes. Faltaban segundos para la media hora cuando el montenegrino se zafó de Chico Flores en la pugna por alto y desvía de forma muy inteligente a la cepa del poste de Varas. A partir de ahí llegaron los mejores minutos del Cádiz, especialmente con rápidas transiciones en ataque. En una jugada marca de la casa, Dani Romera estuvo a punto de hacer el segundo, aunque paradójicamente lo que llegó fue la mejor ocasión del Granada en todo el primer tiempo, quizás la única, en una acción plena de clase de Joselu que quizás abusó de ella para buscar una finalización de cinco estrellas. Le aguantó de pie Alberto Cifuentes y lo desbarató con aparente facilidad.

Ya tras el descanso, sin cambios en ninguno de los dos bloques, el partido empezó a sumar minutos sin que pasara nada. Si avisó en dos ocasiones el peruano Sergio Peña, que en la posición de mediapunta, en una de ellas llegó incluso a impactar con violencia en el travesaño de Cifuentes. También hasta tres libres directos dispuso el cuadro de Recogidas, aunque ni Pedro, ni Alex Martinez ni tampoco Kunde ni siquiera se acercaron al peligro.

El Cádiz, muy cómodo, sólo peligraba por el evidente desgaste físico de algunos de sus hombres. En especial estaba muy justo Alex Fernández, que fue el segundo cambio de Cervera, entrando en su lugar el siempre tácticamente ejemplar Rubén Cruz. Poco antes David Barral había suplido a Romera. La intención, obvia, era que el delantero cañailla tirara de oficio para aprovecharse de una exigida defensa que se empeñaba una y otra vez en sacar balón pegado al pie. Tres minutos tardó Barral en ver una amarilla por protestar a Eiriz Mata y doce más en dar un hachazo en la tibia de Saunier. Justa expulsión que condicionó enormemente los últimos minutos, donde después de darse cuatro minutos de prolongación la defensa amarilla, impenetrable por alto y con un soberbio Cifuentes vieron el pitido final como una explosión de júbilo que se contagió por todo lo alto. Se había ganado a un gran equipo, con un banquillo de hombres que serían titulares en cualquier gallito de la categoría y quizás con la mejor plantilla de la categoría. Hoy lo demostraron, aunque en ocasiones y en el resultado final ganó el Cádiz.

 

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