¡Arabí, arabá!
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| El escudo del Mirandilla. Ese fue el primero |
Transcribimos artículo de opinión que José Ramón del Río firma hoy en el Europa Sur de Algeciras
¡Arabí, arabá! En los años cincuenta éste era el grito de ánimo al Cádiz F.C.: «¡Arabí, Arabá, Arabí, bombá, el Cádiz, el Cádiz y nadie más!». Por eso, Chuchi Fernández Mesa le puso a su barco y a su casa El Arabí. Hoy, desaparecida la influencia inglesa en la terminología futbolística, apenas queda más que penalty (traducido en la prosa de los cronistas más descriptivos como pena máxima) y la F y la C del nombre han variado de lugar como corresponde a la sintaxis de nuestra lengua. El grito de guerra «¡Ese Cádiz, oé!» ya no tiene, como el otro, connotaciones islámicas, sino que aspira a ser como el eco de lo que se gritaba en el barranco de la 2ª División B. Después del ascenso del Cádiz C.F. a Primera División es obligado glosar este éxito.Yo quiero sumarme simplemente con el recuerdo, porque la evocación es también una forma de homenaje. Así habrá algún lector que pueda recordar conmigo al Cádiz F.C. en Mirandilla, sentado en la tribuna que tenía enfrente la Plaza de los Toros, con la Avenida y los chalés de las Tres Marías, a la izquierda; y las olas batiendo sobre la muralla, a la derecha. Allí jugaban Camilo Liz, corriendo por la banda izquierda (que años más tarde transitaría, nada menos que Enrique Collar); Parriqui, que en los corners se ayudaba con el puño por meter goles de cabeza; Cuartango, Pilongo y Manolo Bueno el portero, equipado un domingo de verde y otro de azul… Los recuerdos están desordenados en mi memoria y para precisiones cronológicas, deberá acudir a lo que publica hoy el Diario. Pero déjeme que recuerde con a Julián Arana, en cuya Junta Directiva estuvo mi padre y el cambio de colores de las camisetas que discurrió Vicente del Moral, sustituyendo el amarillo, por el morado-rojizo del pendón de la ciudad y fichando en bloque a jugadores del Lérida.
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| Un ascenso del que se beneficiará la provinciaFoto: cadistasfinos.com |
Luego está el recuerdo del anterior ascenso a Primera. Ahórrense la envidia: veníamos desde El Puerto algunos amigos gaditanos, aparcábamos el coche en el Estadio y desde allí nos íbamos a almorzar a casa del Gitano Rubio y vimos ganar al Cádiz, consecutivamente, por un gol, a la Real Sociedad, al Barcelona y al Madrid. Cuando se enteró Irigoyen, nos quiso «fichar» para el siguiente partido, ofreciendo pagar el almuerzo, si también se ganaba o convidarle a él, si se perdía. No aceptamos el envite.Es muy importante para Cádiz y los gaditanos este ascenso y no sólo por las ventajas económicas que traerá consigo, sino sobre todo por el aporte de ilusión que genera a un pueblo que tiene muy pocos motivos de satisfacción. Creo que hará por la solidaridad provincial mucho más que la Mancomunidad o que cualquier otra cosa. Jurídicamente, los dos términos significan uno lo contrario que el otro, pero el fútbol es capaz de hacer que palabras antagónicas se unan, como ahora puede haber ocurrido con los aficionados de Cádiz y de Jerez. por José Ramón del Río, Europa Sur 27-06-05
