Jorge y Baiano: Fácil lo difícil

logo_small_new.gifcad_cel_03.jpgLa jugada del partido. Eran las 17:25 horas del domingo 2 de octubre. Hacía sólo diez minutos que el Cádiz había logrado el 1-0. El golazo de Fleurquin ponía por delante a los amarillos. El guión se estaba cumpliendo. Por primera vez en la temporada en Carranza, el Cádiz se ponía por delante en el marcador. Pero poco duró la alegría. Muy poco, sólo los ya reseñados diez minutos es lo que tardó el Celta de Vigo en igualar la contienda. Acción impropia de un equipo de Primera, error infantil, fallo garrafal, despiste, novatada fueron algunas de las frases con las que se calificaba al gol celtiña: la jugada más comentada del partido. Aunque evidente, parece olvidamos con frecuencia que cualquier gol es evitable, sólo que, ¡las cosas de la pasión! analizamos con cristal diferente cuando nos toca a favor o en contra. ¿O acaso alguien dijo que Auote falló en el gol de Sesma en el Sardinero? Abundando en lo anterior, este mismo lunes en la prensa de Vigo podíamos leer como culpaban a Contreras del gol de Fleurquin. No obstante, es evidente que pudo evitarse ese empate. Negarlo sería de locos, aun sabiendo que en fútbol analizar a posterior es el pasatiempo favorito de muchos. En la imagen de la derecha que nos ofrece nuestro fotógrafo Andrés G. puede verse con claridad el inicio de la jugada. En ella, Iriney (tapado por Sesma) ya ha lanzado con pillería la falta. El balón ante el gesto de un asustado Suárez corre sin obstáculo hacia el interior del área amarilla, dónde le espera solitario Jorge Larena (la sombra alejada que se observa es la de Pavoni) que se encamina rápido a dar caza al balón. Quizás esa pudo ser la clave del gol. Que fuera el canario el receptor y el encargado de encauzar la jugada. Con otro jugador, todo podría haber acabado en un mal centro o en un control fallido. Pero no tuvimos esa suerte. Por si fuera poca, la invitación al gol que lanzaba Jorge tenía como receptor a Baiano. El brasileño, en idilio permanente con el gol, daba en Carranza su quinto vuelo en seis partidos. Antes, y en otra muestra más de la calidad del ataque celeste, sólo le bastó su envergadura e instinto matador para llegar décimas antes que Abraham. Toquecito de tacón y gol. Más calidad.

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