David Ferreiro no tuvo su día

cadiz_ferreiro_2.JPGHabía sido uno de los jugadores más destacados del Cádiz en el inicio de temporada. Un futbolista capaz de surtir a los delanteros de buenos centros desde la banda, de ofrecerse, de llegar desde atrás. De generar peligro y hasta de marcar. Sin embargo, no fue el día de David Ferreiro.

El gallego, acostumbrado a mostrarse participativo, a estar en contacto con el balón, no lo estuvo en el Ciudad de Lucena. Para nada. Tanto es así que el Cádiz volcó todo su juego ofensivo, mientras estuvo bien y en disposición de jugarle en igualdad de condiciones al conjunto local, por la banda izquierda. Camille, Toti o Akinsola, que se dejó caer a esa banda con acierto, generaron más peligro y entraron más en juego que el gallego.

Ferreiro, que vio puerta contra el Betis B y la Balona, no lo hizo contra el Lucena. Y bien pudo haberlo hecho. Suya fue la ocasión de gol más clara y merecida del Cádiz. Con 0-0 en el marcador, con el susto en el cuerpo después de que un par de balones largos hubieran causado estragos en la zaga amarilla, Ferreiro pudo marcar. Tuvo en sus botas cambiar el sino del partido. Pero no lo aprovechó.

Llegó en segunda línea, uniéndose a una buena jugada iniciada por Yuste y que continuaron Dioni Villalba y Akinsola. Cuando el nigeriano vio que no podía disparar a la portería rival, levantó la cabeza y retrasó el balón dentro del área. Ferreiro llegó, controló y disparó. Con todo a favor. Lo hizo fuera. Pudo haber sido el 0-1, un gol que cambiara una triste película para la parroquia amarilla.

Ferreiro perdonó y el Lucena no lo hizo. Poco después Fede marcaba e iniciaba la pesadilla en la que se convertiría el duelo. Tampoco perdonaron los cordobeses en el segundo error del gallego. Cortó, cerca del pico área cadista, un centro desde la banda izquierda con la mano. Fue el primer amonestado del encuentro, con total merecimiento. Cortó una jugada de mucho peligro, pero en esa falta, el Lucena volvió a marcar. 2-0. La distancia, era prácticamente insalvable.

En la segunda mitad, como todo el equipo, Ferreiro se mostró muy gris. El Cádiz volcó más el juego por su banda, aunque el gallego no consiguió desatascar la situación. Al contrario de lo que suele ser habitual en él, en Lucena Ferreiro no atacó, no se ofreció. No tuvo su día. Ni él, ni el resto de sus compañeros.

Autor:Belmonte

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