A vueltas con el espíritu de la norma

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 Bianchi ha sido uno de los que más se ha quejado de la expulsión

logo_small_new.gifTras el “caso Toni Moral” (que nos impide ser campeones de Segunda División) y el “caso Acuña” (también sin resolver, aunque las consecuencias de éste son más negativas para el perjudicado que las del primer caso), vuelve a surgir uno de los temas que parece convertirse en un auténtico filón para todos aquellos que hablan o escriben sobre fútbol: el espíritu de la norma.

Vuelve el tema del espíritu tras el partido que disputaron el pasado sábado el Atlético de Madrid y el Real Madrid. La expulsión de Antonio López en el minuto cinco del partido tras cometer penalti sobre Raul ha hecho retomar la tan amada expresión del “espíritu de la norma.”

Se ha dicho que lo de penalti y expulsión debía desaparecer del vocabulario futbolístico. Se argumenta que la norma que sanciona la expulsión del jugador que, mediante una acción antirreglamentaria, corte una ocasión manifiesta de gol está dirigida a evitar que los defensas se aprovechen de que las faltas fuera del área sólo acarrean un libre directo para impedir marcar. Se dice, consecuentemente, que expulsar a un jugador por evitar de forma antirreglamentaria una ocasión manifiesta de gol dentro del área es contrario al espíritu de la norma.

En primer lugar, corresponde desmitificar aquello del espíritu de la norma. Está muy bien que alguien considere una norma injusta, pero eso no justifica su incumplimiento. Al espíritu de la norma hay que acudir cuando la literalidad de la norma no es clara. En este caso no es así sino que la Regla 12 del Reglamento de Juego de la FIFA, establece que malograr una oportunidad manifiesta de gol es sancionable con tarjeta roja, sin indicar dónde se lleve a cabo esa acción.

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 Ronaldo transformó el penalty  y convirtió la ocasión manifiesta en gol.

Por tanto, lo de acudir al espíritu de la norma no es más que una argucia de aquellos que no están de acuerdo con los resultados que acarrea la aplicación de la norma. Una pataleta aceptable, pero sin valor jurídico.

Además, desde mi punto de vista, hay que negar la mayor. Discrepo, de hecho, en que el espíritu de esta norma sea el indicado. Desde mi punto de vista, la concesión del penalti no es más que la equiparación de una ocasión manifiesta de gol por otra. Esto no supone, en puridad una sanción para el infractor puesto que el penalti no es gol (que se lo pregunten a Espárrago este año) sino ocasión manifiesta de gol. Por tanto, la infracción requiere una medida que sí pueda ser sanción y esa es la expulsión del infractor. De otro modo, resultaría siempre más conveniente para un jugador cometer penalti que no impedir la ocasión manifiesta de gol, puesto que la consecuencia de su acción sería de una gravedad menor.

A los que dicen que expulsar así a un futbolista en los primeros minutos de un partido es cargarse el encuentro, les recuerdo un Cádiz-Melilla de nuestra última temporada en Segunda B en el que Varela fue expulsado en el minuto 2 de encuentro por una jugada similar a la de Antonio López. El Cádiz, con 10, fue capaz de ganar aquel partido. Entonces, nadie pidió justicia acudiendo al espíritu de la norma. Nadie tapó sus vergüenzas de forma torticera acudiendo a argucias. Dejemos a los espíritus y a las normas en paz y dediquémonos al fútbol, que es lo nuestro.

Autor:Ccapital

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