Un tiempo de retraso

cel_cad_03.jpgCon la moral alta se presentaba el Cádiz Club de Fútbol en Balaídos, estadio del Celta de Vigo, con la intención de lograr los tres puntos necesarios para abandonar los puestos de descenso a Segunda División B. Ambos equipos llevaban en las últimas jornadas trayectorias dispares, llegando con mejores sensaciones al duelo el conjunto cadista.Para este encuentro Víctor Espárrago se vio obligado a modificar el once titular que doblegó al Girona, después de que Mariano Toedtli se quedara fuera de la convocatoria al no superar una serie de molestias que venía arrastrando a lo largo de la semana. El charrúa tampoco pudo contar con Diego Tristán en la convocatoria, a la que retornaron Nano González y Jon Erice. El once titular ideado por el técnico uruguayo estuvo integrado por Dani Miguélez, Cristian y Cifuentes en los laterales, pareja de centrales formada por De la Cuesta y Fragoso, Fleurquin y Abraham en el centro del campo, Enrique y Caballero en los extremos, Jonathan Ramis en la mediapunta y como hombre más adelantado, Ogbeche. cel_cad_04.jpgCuando el balón empezó a rodar, se pudo ver a un Celta de Vigo más activo que su rival: con más intención y con más ganas. El primer disparo a portería del conjunto vigués llegó tras un saque de portería de Yoel, que controló cerca del área Trashorras, aunque su lanzamiento acabó siendo despejado por Dani Miguélez a saque de esquina. En la siguiente jugada de peligro el equipo local no fallaría y conseguiría marcar el primer gol del partido. La jugada nació nuevamente de las botas de Yoel, que golpeó el balón con fuerza desde su área. El esférico le llegó a Trashorras, que siendo defendido por Fragoso y Cifuentes logró prolongarlo para que le llegara a Dani Abalo, que, al ver a Dani Miguélez adelantado, disparó sin pensárselo.Se mantiene el dominio localTras el gol, el Celta siguió inquietando, sobre todo, con las acciones de Dani Abalo y Trashorras. El equipo local estaba más asentado, más pausado y se aprovechaba cuando le era posible de la inseguridad de Dani Fragoso. En el Cádiz, el único jugador que mantenía el tipo era Andrés Fleurquin, inconmensurable en el centro del campo. El primer disparo a puerta de los amarillos en el primer tiempo fue de Enrique Ortiz, aunque se trató de un lanzamiento a puerta bastante tímido y que no supuso ningún problema para Yoel. El extremeño volvería a protagonizar una buena jugada de ataque después de regatear a dos defensores vigueses y pisar área en carrera, pero su disparo se marchó por encima del larguero. Y ahí se acabó el Cádiz en ataque en la primera parte. El Celta gozó de muy buenas ocasiones, además de seguir monopolizando el juego y el control del balón. Destacar un contragolpe vigués con Enrique en el suelo, en el que Oriol, en banda derecha y con dos compañeros dentro del área del Cádiz, centró raso. El balón fue despejado mal por Dani Miguélez, que corrió para evitar que le llegara a Trashorras, que pudo controlar y disparar, aunque lo hizo fuera. El partido, llegado a este punto, se afeó, y el colegiado extremeño Ceballos Silva amonestó a dos jugadores del Cádiz (Abraham y Cifuentes) y a uno del Celta (Trashorras) La última ocasión de relativo peligro por parte del combinado local llegó tras el enésimo saque de portería en largo de Yoel, que se coló entre los centrales cadistas, habilitando a Dani Abalo, que podía plantarse solo ante Dani Miguélez. Sin embargo, el cancerbero cadista, en una muy buena salida, fue capaz de despejar el peligro, adelantándose al atacante vigués antes de que llegara a controlar el balón. cel_cad_02.jpgDe la Cuesta empataTras la reanudación el Cádiz empezó con mayor intensidad, presionando al rival y percutiendo por la banda derecha, donde un sensacional Enrique se había echado al equipo a la espalda. Después de una posible mano de Noguerol en una jugada de Enrique y que el Celta envió a corner para evitar el peligro, llegó el empate amarillo. El balón fue sacado desde la esquina por Abraham, llegándole solo dentro del área a De la Cuesta, que sin oposición, remató. El balón dio en el poste y se introdujo en la portería de Yoel. A partir de este gol, el dominio del Cádiz aumentó, gracias a las jugadas de Enrique por la banda derecha. En un robo de balón del extremeño, Ramis estuvo a punto de marcar, pero su lanzamiento desde la frontal fue despejado en dos tiempos por Yoel. Eusebio, sabedor de que se jugaba el puesto, movió el banquillo, metiendo a Hugo Mallo por Botelho. Sin embargo, todo seguía igual: el Cádiz controlaba el centro del campo gracias a la labor de Fleurquin y Enrique se movía entre líneas, causando en cada galopada una ocasión de peligro. Inmerecido golEl Cádiz había cercado al Celta, que estaba encerrado y embotellado. Los locales sólo gozaban de algún saque de esquina aislado y de algún saque de banda sin demasiado peligro. En uno de esos saques de banda, llegó la puntilla viguesa. Trashorras, tras recibir el balón, centró la pelota, poniéndola en el corazón del área. Allí, López Garai controló sin problemas y, tras bajarla al piso, se la dejó a Michu, que batió a Dani de disparo raso. Fue en ese instante cuando Víctor Espárrago decidió introducir hombres de refresco, sustituyendo a Enrique por López Silva. A raíz del gol el encuentro entró en una fase sin claro dominador, en la que ambas escuadras tenían ocasiones de gol que no llegaban a concretar. Dani Miguélez salvó a su equipo tras detener en dos tiempos un disparo a bocajarro de Iago Aspas, que recibió un buen pase de Hugo Mallo tras un fallo garrafal de Fragoso en el despeje. Así fueron pasando los minutos hasta que el cuarto árbitro enseñó la tablilla con los cuatro minutos de descuento, cuando Ogbeche pudo empatar el encuentro. Un recién incorporado Nano González ensayó un magnífico centro que le llegó al nigeriano libre de marca en el área. El atacante cadista remató de cabeza picado, buscando sorprender a Yoel con el bote del balón, pero el joven cancerbero celtiña sacó una buena mano que evitó que el gol subiera al marcador. Fue la última ocasión peligrosa para el Cádiz, que vio morir el descuento sin inquietar más a su rival.

Autor:Belmonte

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