Un punto sabe a derrota

Un punto sabe a muy poco

Si usted, señor lector de esta Revista, no ha visto el partido y sólo se ha enterado que el Cádiz ha empatado en La Condomina a unos, dirá que el resultado no es malo, y que el Cádiz de Jose poco a poco va adquiriendo confianza, equilibrio. Que ya hay sistema de juego definido y que las victorias irán cayendo poco a poco.

Si usted, señor lector de esta Revista, ha sido uno de los afortunados que ha visto el encuentro y nos lee para que le contemos nuestro punto de vista, este, sin duda, podría empezar por el minuto 95 (cinco de alargue) y con cero a uno a favor del Cádiz que defendía el gol marcado por De Paula a la media hora de juego (como en Alicante).

En ese fatídico minuto, un jugador canterazo murciano, de nombre Manolo y con pinta de cantante de O.T le saca a Sesma una peligrosa falta en el vértice derecho del área grande de Armando. El mismo, sin titubeos, que para eso es joven y no tiene nada que perder, se presta a golpear con la izquierda. Se intuye peligro y se intuye que será la ultima jugada del partido.  Y lo fue. Vaya si lo fue. Manolo la mete dentro del área chica y allí, solo, remata de cabeza el sueco Goittom. Todos veíamos el peligro. Armando también, pero no pudo atajar el empate. La cara de todos los cadistas  era poema. Los que lo vieron y los que lo escucharon. Así no hay forma.