Nacer, crecer y morir con el empate

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 Un disparo de Granell a la madera lo único que aportó el Cádiz en busca del gol

En la víspera, La Roda CF llegaba al encuentro como un paso más de cara al objetivo único de lograr la permanencia en su segundo año en Segunda B. El Cádiz CF, visto lo visto en la temporada, y pese a que sus principios eran otros, tiene también claro que todo pasa por acabar la liga cuanto antes y seguir dejando lejos los puestos de descenso. Con estos antecedentes, aplicando la lógica del fútbol, y lo muy usual en los finales de liga, se daban los condicionantes para un partido en el que el miedo a perder marcara la pauta en su desarrollo. Una sensación que pudo verse desde el pitido inicial y que fue descaradamente a más a medida avanzaba el reloj en el segundo tiempo, cuando los dos, en teoría rivales, se comportaban como buenos compañeros de batalla en el reparto del botín en disputa.

 Sorprendía de inicio que Juan Villar no saliera en el once titular. Sin embargo que Agné hubiera incluido en la lista a Belencoso y Carlos Alvarez, dos delanteros, barruntaba que el aragonés podía tener pensado usar a uno de ellos en lugar del onubense, toda la semana convaleciente por problemas menores. Carlos fue el elegido, siendo junto a Domingo en lugar de la obligada baja de Albentosa, las dos variaciones con respecto al once que enfrentaba al Albacete hacía una semana. Sin embargo, poco tiene que ver el Cádiz de esta semana con el partido frente al otro equipo manchego del grupo IV. Quizás en ello tuvo que ver que Luque, Peragón y Pablo Sánchez no tuvieron el tino de asociarse y aparecer en ataque. Fue un partido de predominio absoluto de las defensas, y donde el temor a sufrir pérdidas de balón atenazó el juego de los dos equipos. De hecho, y como prueba un botón, sólo dos disparos a puerta con cierto peligro, uno en el primer periodo que Aulestia desviaba a saque de esquina tras tiro de Jesús, y otro mediado el segundo tiempo con un tiro lejano de Granell que tras tocar Bocanegra tropezaba en la escuadra de la portería local. Pudo ser el gol de la victoria, aunque de producirse bien podría considerarse demasiado premio a un partido que nació, creció y murió con el empate en el marcador.

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