La realidad se impone ganando al Ecija por la mínima

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 Márquez en el cuarenta y siete celebra el empate. Cinco minutos después hacía el 2-1.

Era un partido este de los llamados “trampa”. Y no es casualidad el que así lo entendiera. Se quisiera o no, el 1-6 de la primera vuelta en San Pablo podía hacer pensar que la vuelta a la matinal de Carranza iba a brindar otra goleada, sobre todo teniendo en cuenta el efecto anímico que podía suponer el aporte sobre el terreno de juego de las tres recientes adquisiciones del mercado de invierno, dos de ellos que lo hacían como titulares (Dioni y Ander Garrido), mientras el otro guardaba su ocasión en el banquillo, el jienense Miguel García. Y era trampa porque no todo es miel sobre hojuelas en este Cádiz. Todo lo contrario, Raúl Agné se veía obligado a poner sobre el césped a varios hombres cuestionados por el entorno y señalados con el dedo como posibles salidas en el club. Eran lso casos de Kike Márquez, Alejandro, Fall, Belfortti, o incluso Martins y Ceballos.

O el partido se encarrilaba pronto o el efecto boomerang iba a volverse en contra de los locales. No está el cadismo acostumbrado a afrontar encuentros como locales al mediodia, y el caso es que los de Agné salieron dormidos. De hecho, apenas se probó al cancerbero mallorquin del Ecija, una de sus muchas incorporaciones en el mercado de invierno. El equipo parecía confiado en su mayor calidad técnico y que el peso del partido y el cansancio físico iba a ser mella en el Ecija, pero lo cierto es que cuando Caye Quintana, cedido por el Recre B, batía a Alejandro pasada la media hora nadie podia decir el resultado fuera injusto. David Sánchez, que había salido con una defensa de tres centrales y dos carrileros, pudo incluso sentenciar al filo del descanso, cuando una pifia de Tomás la abortó Alejandro a los pies de George. Podía haber sido el 0-2 y al menos el Cádiz se fue al descanso, sin disparar entre los tres palos, pero sabedor que tenía que meter una marcha más para dar la vuelta al encuentro.

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 Miguel García, que debutó tras el descanso, fueel más entonado de los tres que se estrenaron.

La salida del Cádiz tras el descanso fue fulgurante. Ni soñada. Siete minutos bastaron para meter dos goles y remontar momentáneamente el resultado. Dos goles en los que intervinieron dos de los cambios introducidos por el técnico aragonés en el descanso, cuando Miguel García y Perico Picazo dejaron en la ducha a Juan Villar y Tomás Sánchez. Fuera cambio de actitud, fuera suerte, destino o simplemente una mezcla de todo, pero basta con revisar como fue el segundo gol, con presión de todas las líneas y robo de balón de Ceballos en el achique que acabó con un preciso centro de este al corazón del area pequeña para que Márquez, muy motivado, se adelantara y peinara de cabeza en un gol de nueve auténtico.

Unos cambios que llevaron a una novedad táctica, la de jugar con defensa de tres (Ceballos, Josete, Fran Pérez), si bien el debutante Jon Ander Garrido tenía la misión de echar un capote atrás cuando el Ecija sobrepasaba el centro del campo.

Corría el minuto cincuenta y dos y el Cádiz ya había hecho lo más complicado, remontar. A partir de ahí, y pese a que los amarillos no sufrieron en exceso y que el tercer gol estuvo más cerca que el empate, lo cierto es que ya se vio otro partido. Poco a poco Agné entendió que el resultado era lo más importante y pese a que su primera intención fue la de retirar a Dioni, fue el propio Márquez el que pidió el cambio. En su lugar entraba Fall, para resguardecer el centro del campo y evitar perdidas de balón que pudieran meter en el partido de nuevo a un Ecija que apenás inquieto en estos segundos cuarenta y cinco minutos. Con cuatro minutos de prolognación, Jiménez Moreno señaló el final y tres puntos que hacen sobrepasar en uno la barrera de los cuarenta.

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 Garrido y Dioni. También dejaron buenas sensaciones en su primer encuentro

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