Grata imagen del Cádiz

cad_val_09.jpg Muy buen ambiente especialmente en los Fondos. Foto: Ortega.

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 Ikechi no llega por poco al final del primer tiempo. Acaba lesionado.

El Cádiz mostró dos caras en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Enfrente, el poderoso Valencia, que presentó un once que dejaba claras sus intenciones: el trofeo del k.o. era uno de sus objetivos esta temporada. Dejó en el banquillo a Soldado, pero presentó un equipo con Piatti, Pablo Hernández, Jonás o Aduriz. Mezcla de suplencia con titularidad. Gran equipo.

La diferencia de categoría entre ambas escuadras se hizo patente, sobre todo, en el primer tiempo. Fue durante los primeros cuarenta y cinco cuando los hombres de Emery se mostraron más cómodos, más peligrosos. Volcando mucho su juego hacia la banda derecha, donde llegaban Barragán, Piatti o Jonás.

Tampoco es que el Valencia estuviera excesivamente cómodo. El Cádiz le esperaba muy ordenado, con las ideas muy claras y con la línea defensiva muy adelantada. Obligando al Valencia a jugar de un modo que, inicialmente, no tenía pensado. A nivel ofensivo el bagaje del Cádiz puede resumirse en ese primer acto en dos destellos de Dieguito.

cad_val_13.jpgTras la reanudación, en la que parecía que iba a ocurrir lo peor para el Cádiz (tras la pérdida de Yuste y el disparo fuera de Piatti) se pudo ver la mejor versión del equipo de Jose González. Un Cádiz intenso, bravo, que a base de pundonor y ganas encerró al Valencia en su propio campo durante casi un cuarto de hora. Un Cádiz que pudo con los tópicos, con la diferencia de categoría y que metió el miedo en el cuerpo al Valencia.

Sin complicaciones en defensa, rápido en las transiciones de balón y letal entrando por las bandas. Especialmente Bebo Akinsola. El nigeriano, teórica referencia ofensiva del equipo, se dejó caer a las bandas, donde provocó mayor peligro que como punta.

El dominio cadista llegó a ser tal que, diez minutos después de reanudarse el encuentro, llegó a superar en posesión de balón al Valencia. Antes del descanso, la posesión valencianista era superior al 55%. Tras el fulgurante arranque cadista, pasó a ser del 49%. Los de amarillo, sin complejos, pudieron con su rival.

El buen segundo acto cadista y su intensidad fue cortado por culpa de las lesiones musculares. Esto, y los cambios del Valencia, que mejoraron enormemente a los de Emery, volvieron a decantar la balanza del lado de los visitantes. Pese a todo, el Cádiz no le perdió la cara al encuentro. Dispuso de sus oportunidades, mientras aguantaba estoicamente los centros medidos de Mathieu desde la derecha. Gran partido de Murillo atrás y, sobre todo, de Gonzalo.

El madrileño, en estos minutos finales, evitó con sus intervenciones que el Valencia se marchara con ventaja de Carranza. Tercer partido consecutivo en que el Valencia no gana (tras la debacle de Stamford Bridge y la sorpresa contra el Betis) Segundo empate consecutivo para el Cádiz. Aunque este, al contrario del cosechado contra el San Roque de Lepe, sabe a gloria. Por la actitud mostrada y por el rival ante el que se ha conseguido.

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Autor:D.Belmonte

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