Benjamín sólo estuvo con el Betis en Carranza

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Benjamín charla con Raúl López el sábado en Carranza.El vallisoletano se quedó sin pisar el Estadio cadista.

Benjamín estuvo pero no pisó CarranzaTiene de apodo el sobrenombre de El Titi, que le pusieron sus hermanos porque le decían en broma que se parecía a este animal brasileño. Nacido en Valladolid el 2 de marzo de 1976, de padre vasco, pero de madre guineana. El sábado estuvo en Carranza con la camiseta de entreno de su actual club, el Real Betis. Y digo bien estuvo, pues ni calentó, ni entrenó, sólo charló y saludo a sus conocidos cadistas y vio el partido en el banquillo visitante. Es de los expedientes X del fútbol español, típico futbolista con una gran proyección desde juveniles, y que como las mejores botellas de su tierra de la Ribera del Duero que no se consumen se convierten en vino de tetra brik y peleón. Debutó con el Real Valladolid en San Sebastián en abril de 1995 siendo sustituido por Pedro Riesco en el minuto 56 y entre sus logros presume de ser Campeón de Europa con España sub.’21 en 1998 que dirigió Iñaki Sáez, y Campeón de Copa del Rey Real Betis (2004-2005). Aunque su puesto es el de mediapunta, en Sevilla no se le recordará por los diez goles que anotó en siete temporadas, y sin embargo no se olvidarán fácilmente de los 1.800 millones de pesetas ( 10,8 millones de eurillos) que Lopera pagó al Real Valladolid, ni de sus peculiares peinados, ni del cuchillo que le lanzaron en un derby en Nervión , ni de su glamour cuando salió en Interviú con la que era su novia y hoy es su mujer, tampoco de su reconocida afición al arte flamenco y sobre todo por ser el mayor propagandista en Sevilla de Halloween, historia de druidas y de celtas que no se quedaron cortos. Manuel Ruiz de Lopera despertó a la plana mayor del Betis en plena madrugada para comprobar como se preparaban sus jugadores tras las últimas derrotas en la liga española. Un pajarito le había contado que en el chalet de Benjamín Zarandona había juerga, y allá se presentó toda la directiva del club bético. Dicen los cronistas de la época que algunos de los jugadores no sabían donde esconderse cuando fueron descubiertos in fraganti.En el verano pasado al concretarse su cesión al Cádiz Cf. se despedía de la afición bética en rueda de prensa y afirmaba que «Desde Cádiz estaré pendiente de los resultados del Betis, tanto el presidente Manuel Ruiz de Lopera como todos los empleados del club se han portado impresionantemente conmigo y por eso llevaré siempre al Betis en mi corazón. Espero volver y estar en el centenario».En Cádiz, a finales de la liga pasada muchos eran los que pensaban que esas frases dichas en el fragor de su despedida eran premonitorias y que tendría siempre un pie y medio en Sevilla y sólo el otro medio en Cádiz, pues su implicación en la salvación amarilla duró lo que un caramelo en el patio de un colegio. Un buen partido de Copa en Carranza motivado por jugar contra su eterno rival, y el otro en el mejor escaparate que siempre es el Bernabeu con cámaras de TV además de por medio. Después de aquello siempre se oía desde el cuerpo técnico cadista aquello de «Benjamín viene realizando trabajo físico de recuperación. Esperamos que su recuperación definitiva se consiga esta semana». Nunca se recuperó y al marcharse convocó rueda de prensa y culpó a los medios de comunicación gaditanos de haber levantado campaña en su contra, justificando su prolongada ausencia por problemas musculares. Entre la afición dejó una mezcla de indiferencia y malestar, pese a que fue aclamado y vitoreado en sus pocos partidos. Pocos le recordarán también en Cádiz.

Autor:Tito Martín

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