Otro inicio vertiginoso para solventar un partido


 cadiz_jose_4.png
 

Se decía que el Cádiz era un equipo al que le costaba entrar en los partidos. Que solía tirar, figuradamente, por la borda, los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. Que muchas veces necesitaba un estímulo negativo por parte del rival para reaccionar y acabar imponiéndose, con mucho esfuerzo y trabajo. Si nos atenemos a los dos últimos encuentros de Liga, esas aseveraciones no son ciertas.Ante el Almería B el equipo no tardó en encarrilar el encuentro. Siete minutos fue lo que tardó Bebo Akinsola, en el Juegos del Mediterráneo, en aprovecharse de una salida alocada de Gianfranco para poner en ventaja a los amarillos. Contra el Melilla, cuatro días después, el Cádiz necesitó menos tiempo para encarrilar el partido.En concreto, un par de minutos. Gracias, otra vez, a un error del portero. Una vertiginosa jugada de Ikechi Anya por la izquierda no fue rematada por Juanjo Serrano en el área. El rechace lo recogió De Coz, que se la cedió a Ferreiro. El gallego volvió a centrar, con la fortuna de que el balón golpeó en un defensor melillense, despistando a Dorronsoro. Al cancerbero del Melilla se le escapó el balón justo cuando lo tenía fácil para blocarlo. Gol, el séptimo de Ferreiro con el Cádiz. De este modo, el guión del partido cambió por completo. El Melilla, que había salido con un once muy defensivo, ideado para sacar, por lo menos un punto de Carranza, sin una clara referencia en ataque, vio cómo su planteamiento se desmoronó casi desde el pitido inicial. Lo intentó, mezclando un inoperante toque desde atrás con jugadas de desplazamiento en largo del balón, sin demasiado éxito. Edgar, su referencia en ataque, estaba completamente solo, viéndose obligado a caer a las bandas para entrar en juego. Aún así, el Melilla, a balón parado, llegó a poner en aprietos al Cádiz. Nino tuvo en su cabeza el empate tras rematar a bocajarro un córner, pero se topó con un inconmensurable Aulestia. El vasco, con una parada más que meritoria, demostró por qué es el portero menos goleado de toda la división de bronce. Sumó su segundo cero consecutivo. El Cádiz siguió a lo suyo, buscando otro gol que diera tranquilidad al encuentro. Sin embargo, unas veces por falta de puntería y otras, por la complicidad arbitral con la agresividad melillense, el gol no llegaba. A pesar de las jugadas de peligro de Ikechi Anya, que estuvo excepcional, a pesar de la movilidad de Cases, del peligro de Ferreiro a balón parado… El gol de la tranquilidad llegó de penalti. La segunda parte no tuvo mayor historia. El Melilla comenzó bien, tratando de asustar a balón parado, pero poco a poco, a medida que fueron pasando los minutos, fue cediendo en su empeño. El marcador no se movería más. El Cádiz acumula diecisiete jornadas sin perder. Si no cae en el Nuevo Vivero de Badajoz, este próximo fin de semana, igualará el récord de Carlos Orúe en la temporada 2000-2001. Con un inicio como el de los dos últimos encuentros, lo tendrá más fácil en Badajoz.

También te podría gustar...