La chirigota se pone seria

logo_small_new.gifReproducimos información que sobre el Cádiz aparece publicada hoy en la prensa navarra, concretamente en el «Diario de Noticias». Así nos ven por tierras rojillas.ascenso_finpartido01.jpgCádiz , que siempre está de chirigota, se dedicó desde junio a cumplir con la tradición pagana y celebrar por lo alto todo aquel acontecimiento que se lo merezca. En Cádiz llevan tres meses de pasacalles porque, en la última temporada, consiguieron regresar a Primera tras doce temporadas sin husmear este rastro. El Cádiz descendió en 1993 y, tras nueve cursos en Segunda B y tres en Segunda, ha vuelto este año a ser playa de Primera. El desenfreno sigue en auge en la bahía, que este año rellenará el Ramón de Carranza sólo con sus socios. Será la Bombonera de siempre. Hay 19.000 localidades y otros tantos abonados, por lo que los que se añadan a la causa tendrán que buscar alojamiento en terrazas anejas y escondrijos secretos. Los gaditanos han dejado momentos históricos para el fútbol de este país, más por su salero que por su pericia con el balón. Pero además, en Cádiz jugaron en una época al fútbol como los ángeles. Eran los días en los que Arteaga le daba efecto a la pelota, Quevedo se partía el pecho por recuperarla, Barla le ponía una orientación a la cosita, Mágico descosía a los defensas y Kiko los remataba. Ni mucho menos es éste Cádiz como aquel que existió, cuestión harto complicada. Ahora mismo, los andaluces son un cuadro cogido con alfileres, muy justito para la alta competición, pero alimentado de futbolistas con presencia física y experiencia que puede hacerse un hueco en la máxima categoría. Con el sentido cabal que Víctor Espárrago le pone a las cosas, en Cádiz tienen claro que no van a morir de infartos. Están curados de espanto y ya no aplauden tanto la filigrana, sino los goles. Siendo, de esta forma, un conjunto con el plan bien claro, la plantilla del Cádiz forma un grupo incómodo y valiente, que saca petróleo de sus escasos recursos. Entre éstos, Osasuna no deberá perder de vista las acciones a balón parado, en las que los cadistas se ponen las botas. Espárrago ha confeccionado un once de trabajo, experto, que sabe competir y sacar las castañas del fuego cuando vienen mal dadas. En él figuran muchachos con tradición en la Liga y otros que buscan un espacio para exhibir su validez. Para la retaguardia, Espárrago ha ido a tiro fijo. El vizcaíno Armando , toda una institución bajo los palos, es un portero fiable, muy seguro y que cojea algo por alto. Fue trofeo Zamora de Segunda y es indiscutible en su puesto a sus 34 años tras su octava temporada en el club. Arropan al guardameta gente dura y con muchos partidos detrás. En el centro se colocan De Quintana , ex rojillo y el capitán, con cintura de madera y buen cabeceador, y Abraham Paz, un canterano que ha ascendido con el equipo desde Segunda B. Es el encargado de sacar el balón desde atrás, tiene un buen pase en largo y la colocación es una de sus mejores virtudes. Para los carriles, el veterano Varela compite con el ex espanyolista Marc Bertrán . No anda mal de rapidez y es aguerrido, difícil de superar. Al otro costado, Raúl López , otro gaditano, zurdo y que se defiende bien. No es un fijo, pues también juega el portugués Mario Silva , normalito. LAS LINEAS OFENSIVAS: Mezcolanza de estilos En el eje, Fleurquin y Suárez se reparten las tareas de organizadores y cerrajeros. También está el trotamillas Benjamín. Fleurquin es un uruguayo experimentado, con buen toque para abrir el juego a bandas y que llega arriba con peligro. También por alto se defiende bien. A su lado se maneja el asturiano Roberto Suárez, un astur promesa en el Oviedo y que también militó en la cantera madridista, pero que luego se estancó. Contiene en la medular y no suele perder el sitio. El carbayón y Fleurquin son exponentes claros de que Espárrago no quiere pagar la novatada. Para penetrar en banda, el técnico uruguayo se decanta por la insolencia. Los extremos son Enrique y Jonathan Sesma , ambos debutantes y llegados a la casa cadista hace ya un tiempo. El primero le ha quitado el puesto en la diestra a Fabián Estoyanoff, el charrúa cedido por el Valencia y se despliega con velocidad. Es el encargado de poner los balones en el corazón del área y tiene un toque muy preciso. Tampoco anda cojo en esa faceta Sesma, que es más descarado y determinante (el año pasado logró 13 tantos). Es un zurdo técnico y dinámico que puede crear peligro. Sesma deja en el banquillo a Iván Ania. En la delantera tampoco falta oficio. El argentino Pavoni , comprometido con la filosofía gaditana pues lleva ya cuatro cursos en la tacita de plata, es el que saca provecho de los recursos. Tiene talento y combina bien si dispone de espacios para ello. En la punta se coloca Oli , que es un guerrillero, un rematador y un nombre asociado al gol. Tiene los palos entre las cejas y veteranía como para fajarse con cualquier zaguero. Remata muy bien de cabeza pese a su escasa estatura y, desde que Osasuna se salvó en San Sebastián con Lotina (lo que propició el descenso del Oviedo de Oli) los rojillos le caen muy mal. Fuente: Diario de Noticias

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