Enrique: de 3ª a 1ª

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De estar jugando en Tercera División a, bajo la dirección  de Espárrago, convertirse en jugador de Primera DivisiónFoto:  JB/cadistafinos.com

Si a los cadistas que cada día de partido llenan Carranza se les preguntara por el futbolista amarillo que más ha crecido en las dos últimas temporadas, probablemente el nombre que saldría vencedor de tal hipotética encuesta, sería el de Enrique Ortiz Moruno.Llegó en enero del 2004, en el mercado de invierno, y de la mano de Alberto Benito. Era un extremo veloz, con cierto olfato de gol, y que ya había gustado la liga anterior cuando vino con el Cacereño en segunda B. Lo que quedó de temporada no le fue nada bien. Nunca llegó a convencer a Jose, y el técnico gaditano siempre prefirió a Dani Navarrete. Un gol, el que marcó en La Condomina al Ciudad, fue el único que hizo esa temporada.Con Espárrago, que recordemos en sus inicios apostó por el bloque y sistema del anterior entrenador, tampoco empezó contando. Sin embargo, ya antes de que comenzara la segunda vuelta (recordemos su partido en El Helmántico) Enrique dejó claro que era algo más que un buen suplente del extremo de Terrasa. Cada vez con más descaro y osadía, el extremeño pedía sitio. Terminó siendo clave en el ascenso. Eso no se le escapa a nadie. De estar jugando en Tercera División a, bajo la dirección de Espárrago, convertirse en jugador de Primera División. Al charrúa también le debe agradecer su consolidación en la élite del fútbol nacional. Hoy toda España conoce a Enrique. El mismo hombre que hacía sólo unos años se buscaba la vida en los campos de fútbol de Tercera División. Cadistasfinos.com ha tenido acceso a lo que sobre el jugador cadista publicó hace unas fechas Sergio Yepes (periodista del Ideal de Granada y uno de los mejores conocedores del fútbol base granadino). Anécdotas de lo que era un jugador de Tercera. Ahora es de Primera.Reproducimos. LA ADVERTENCIA DE MIGUEL NOVO SOBRE UN JUGADOR DE PRIMERA DIVISIÓN (http://blogs.ideal.es/index.php/DIARIO)

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 Cuando era suplente de Dani Navarrete. Mucho banquillo hasta su «explosión»

Permítanme ustedes que recupere la línea personal con la que redacté otros artículos de este Diario de un periodista deportivo para refrescar un curioso hecho que remite a la temporada 1999/00. Por entonces, Miguel Novo, con los resultados en la mano uno de los entrenadores más eficaces de la provincia granadina, dirigía a la UD Maracena. El preparador, tenía encomendada la labor de que el conjunto disputase la fase de ascenso a Segunda División B. Y fiel a su filosofía, formó un equipo al que defendía a capa y espada, en público y en privado, por activa y por pasiva, quizás al mero objeto de que nunca hubiera fisuras y de que todos fueran a una, como en Fuenteovejuna. En definitiva, un equipo al que yo, en calidad de informador, tuve que hacer seguimiento, en su Ciudad Deportiva, durante no pocos domingos. La plantilla, con el beneplácito del adinerado José Antonio Murado, fue conformada a gusto de Novo. Y de ella, acabó formando parte un futbolista que, hoy reconozco sin reparo, no me gustó mucho al principio. Se trataba del pacense Enrique Ortiz Moruno, Enrique, quien por aquellas fechas contaba con sólo 22 años y creo que procedía del Algeciras. Jugaba como extremo y era ciertamente rápido, aunque en sus primeros partidos no respondió en exceso. Total, que en alguna crónica así lo hice constar y Miguel Novo, en los instantes previos del siguiente partido, recuerdo que me comentó: ¡oye Sergio, sé menos crítico, dale tiempo al chaval, ya verás como responde. Este chico apunta alto y si lo ensalzas no te vas a equivocar. En un primer momento pensé que lo que el técnico pretendía era descargar de presión a su pupilo. Y aunque seguí haciéndole un estrecho marcaje desde la vieja cabina de prensa de la instalación, que era donde yo veía los partidos, he de reconocer que a raíz de ese instante, ya por simple precaución, empecé a mirar a Enrique con otros ojos.

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 Enrique en el Sánchez Pizjuán. Forzó un penal y volvio loco a DavidFoto: JB/cadistasfinos.com

Al final de la temporada, el Maracena salió ileso de una Tercera fortísima en la que se dieron cita planteles tales como Poli Ejido, Almería, Linares, Granada 74, Marbella, Málaga B o Roquetas. Así que logró su meta y disputó una promoción en la que tuvo que competir, ya sin excesiva fortuna, con el Algeciras, el Don Benito y el Torpedo 66. Además, Enrique ofreció un sensacional rendimiento en la Liga regular e incluso en el torneo final. Y yo bien que lo relaté, y que seguí su posterior evolución como futbolista: Motril CF (temporada 2000/01, ya estoy hablando de Segunda B ) y Cacereño: 2001/02, 2002/03 y 2003/04, en la que explotó definitivamente y dio el salto al Cádiz, entonces en la Segunda A. Pero su progresión fue tal que abanderó al submarino amarillo en su exitoso desplazamiento hasta la Primera, que es donde hoy compite. Y cada vez que veo su nombre impreso en el AS, me acuerdo cuando yo lo tuve que publicar en IDEAL al calor de una recomendación, la de Novo, de la que aún hoy estoy agradecido. Posdata: El proceso de admiración por Enrique no fue fácil. Primero me tuvo que ganar con su juego en el campo. Y después, en una cafetería a la que llegué tarde, por entonces yo no disponía de vehículo, y en la que oí, mientras me acercaba, que le decía a su acompañante: ¿Dónde cojones estará el Sergio Yepes? ¡Me cita aquí a las cinco para entrevistarme, son las cinco y cuarto y continúa sin aparecer! ¡Menudo periodista!… Sí ¡Y menudo jugador! ¡, digo yo ahora después de aquella temporada, de ser testigo de su evolución y de haberle perdonado, a los diez minutos, esa pequeña osadía. ¡Mucha suerte amigo!.

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