El Valencia toma aire

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Asi se vio desde el Fondo Norte. Foto: A.G/cadistasfinos.com

El Valencia toma aire y evita un tornado en el club. Chente Oliver, Cádiz. enviado especial, del Diario El Levante, escribe sobre lo visto ayer en Carranza. Es la crónica desde la óptica ché.Porque con diez en el campo tras la expulsión de Marchena, y un Cádiz que era un tornado ofensivo, malos vientos soplaban para el conjunto valencianista y su estabilidad como club. La derrota ayer en el Carranza hubiera sido fatal. Sin embargo el Valencia encontró la suerte que otras veces le ha faltado. Y así se escribe la historia. El de ayer era un partido para ponerse el traje de faena. El viento dificultaba mucho el juego elaborado y era necesario tensionar al máximo los músculos, poner cara de malo y añadir un plus de atención para lograr algo positivo. En lo futbolístico, el Valencia se mantuvo en la misma indefinición de la temporada. Inseguro en defensa y falto de elaboración en ataque. Para cualquier equipo que se precie, la solidez es vital. Y el Valencia todavía concede demasiado al rival. Ayer, no encajó un gol en la primera mitad porque enfrente estaba el Cádiz con sus limitaciones. Aunque no es sólo una cuestión de los cuatro de atrás, porque el trabajo defensivo comienza arriba, en la primera línea de presión, lo cierto es que la línea se sostiene con alfileres. A Miguel le cuesta, pero no le pierde la cara al partido y se anima en ataque; Moretti no es lateral, no insistan,sufre cada vez que lo encaran; Marchena continúa demasiado fallón, con errores imperdonables y Ayala mantiene su línea regular. En cuanto a lo que se refiere al fútbol ofensivo, el Valencia está cojo de una banda. La derecha. El poco juego que se genera desde el centro del campo, a Baraja le faltan más para construir, se vuelca por completo por la zurda de Vicente. Si a esto se le añade que Villa y Mista perdonaron, fueron dos ocasiones muy claras, se explica el cero en el casillero durante muchos minutos. Sin embargo, la inercia del partido y la fuerza del viento invitaban a pensar que el marcador se movería. Y no a favor. Porque el Cádiz se fue animando conforme se desarrollaba el partido mientras que el Valencia se iba viniendo abajo. La jugada que pudo cambiar el rumbo del encuentro de forma decisiva fue la expulsión de Marchena. La roja al central valencianista trajo la tempestad y un Cádiz que tuvo ocasiones de gol muy claras -una al larguero especialmente- que no entraron gracias a la providencia. Cuando peor pintaban las cosas, el fútbol mostró toda su grandeza. El encuentro dio un giro radical con la expulsión de Oli y un gol de Vicente, un lanzamiento de falta directa que se coló en la red, después de que el portero Armando se la «comiera» enterita. El equipo lo celebró abrazado como si se hubiera ganado la final de la Champions. El Valencia pasó de ser un equipo que olía a derrota a crecer como ganador, y aunque en los instantes finales pasó más apuros de lo deseado, lo cierto es que tras el gol de Vicente el encuentro ya estaba sentenciado.

Autor:Chente Oliver

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