Nada que hacer

osa_cad_05.jpgEl Cádiz ayer en Pamplona no tuvo nada que hacer ante un Osasuna mucho mejor que consiguió una cómoda victoria por dos goles a cero.El conjunto de Espárrago ofreció una pobre imagen en la tarde de ayer sobre el terreno de juego pamplonés. Desgraciadamente, el guión del choque fue calcadito al de la segunda parte del pasado miércoles en el Pizjuán y en ningún momento se pudo ver a ese equipo físico, ordenado, rápido y clarividente de otras ocasiones. Como única nota positiva cabría destacar que el equipo fue de menos a más…y tras la reanudación, aún sin llevar nada de peligro al área rival, se tuvo al rival más maniatado y se jugó la mayoría del tiempo en terreno contrario. Sin embargo, esta ligera mejoría de los segundos 45 minutos no compensa en absoluto el triste rendimiento global ofrecido por los gaditanos en la tarde de ayer.Los primeros 30 minutos de juego fueron una autentica pesadilla para los hombres de Espárrago. Podríamos contar hasta 8 situaciones de gol en este periodo de tiempo. El equipo estaba desarbolado por el aluvión rojillo y solo la falta de acierto de los delanteros locales evitó la goleada. Quizás el cansancio físico de 3 partidos en 7 días para un once inamovible provocó tal descalabro.Inevitablemente el gol tendría que llegar tarde o temprano…jugada del francés Delporte por banda izquierda, dejada de Milosevic y zambombazo del canterano David López al fondo de la red. Minuto 27, 1-0 y dando gracias.osa_cad_02.jpgDe ahí al final de la primera parte el Cádiz intentó echarse un poquito arriba, pero la extremada falta de precisión en el centro del campo, donde no se daba una a derechas, hacia imposible que llegáramos arriba en situación de superioridad. Solamente un par de faltas y de corners, sacados con inocencia por parte de Enrique, llevaron cierta inquietud al marco de Ricardo. La segunda parte empezó con el cambio de Bezares por Pavoni, lo cual sorprendió a la mayoría. Había que buscar el gol, y cambiar a un media punta por un stopper defensivo no parecía ser la mejor opción….Sin embargo, la salida del linense pobló el centro del campo amarillo y dicha superioridad numérica en la parte ancha provocó que se controlara mejor la situación. De hecho, los mejores minutos de los amarillos coincidieron con el arranque de la segunda mitad. Hete ahí que llegó la acción pudo suponer un punto de inflexión en el partido. Minuto 52, centro desde la derecha de Oli, diagonal de Sesma que busca el balón y el defensa navarro desequilibra levemente al canario. Penalti. En ese momento, el partido se ponía de cara para el Cádiz. De haber conseguido el empate, Osasuna hubiera tenido que arriesgar, y por seguro que habríamos tenido alguna oportunidad de habernos llevado el partido. Pero la historia de Sevilla se repitió, lanza Fleurquin y a la madera. 2 partidos fuera y 2 penaltis fallados…demasiados errores….osa_cad_01.jpgEl error del uruguayo frenó en seco el atisbo de reacción amarilla y los pamploneses se dedicaron a controlar el partido a su antojo buscando una contra que terminara de sellar la victoria local. Dicha certificación llegó en el 88 cuando Moha remata a placer una dejada de Milosevic. 2-0 y para casa.Poco más que añadir a un encuentro en el que el Cádiz dio una imagen extremadamente pobre. La semana acaba con dos puntos de nueve y la sensación de haber visto a un equipo con dos caras. La cara de aguerrida y de equipo bien plantado del partido ante el Villarreal y de la primera parte de Sevilla y la cara de un equipo desarbolado y flojo de la reanudación en el Pizjuán y de ayer en Pamplona.A pesar de esta irregularidad, volvemos a incidir en que el acierto es clave para alcanzar la permanencia en un equipo que como el Cádiz goza de pocos recursos para sobreponerse a rivales en la mayoría de superior nivel que el del cuadro gaditano. ¿Qué hubiera pasado si Sesma no hierra en el despeje en las narices de José Mari y de si marcamos los penaltis? Nunca se sabrá esa respuesta, pero seguramente tendríamos algún punto mas en la clasificación y estaríamos hablando de otra cosa.

Autor:Roberto Rivero

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