Un Cádiz caracol

Las cosas de palacio van excesivamente despacio

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 Un Cádiz caracolel del verano de 2010

Las cosas de palacio van despacio. Todo aquello importante, necesario y vital debe tener una planificación exhaustiva. Hay que tener paciencia y saber esperar, pues si se deja llevar por las prisas que son malas consejeras-, es probable que algo salga mal. Sin prisa, pero sin pausa. El problema es que las cosas en los dominios del Cádiz Club de Fútbol no sólo van despacio, sino que parecen estancadas. Y la gente empieza a impacientarse.

 

Camino de que se cumpla un mes del traumático descenso a Segunda B dicha efeméride se cumple el mismo día en que arranca la pretemporada cadista- son demasiadas las cosas que quedan por hacerse. Desde el club se está perdiendo un tiempo precioso en la confección de la plantilla y las cosas buenas se realizan con cuentagotas. Con cuentagotas, tarde, mal y a rastras. Se ha tardado demasiado en aclarar el futuro de la entidad, en despedir al anterior Director Deportivo y traer uno nuevo, en elegir entrenador Y aún no hay ninguna cara nueva, por mucho que se pretenda que con su fastuosa presentación Dani Miguélez sea considerado como el primer refuerzo para la 2010-2011.

 

Si ya se intuía que tras el partido en El Alcoraz el Cádiz estaba herido de muerte ya que lo del Numancia en Carranza fue un canto de cisne-, ¿por qué nadie empezó a planificar la temporada siguiente en Segunda B? ¿Por qué se ha tardado tanto, a pesar de que existiera una mínima posibilidad de permanencia en la última jornada del campeonato? Se ganó al Numancia pero se perdió la categoría y Muñoz dimitió como Presidente. ¿Por qué se tardó tanto en designar a Moyano y a Pozas como gestores de la entidad, mientras tampoco se daban explicaciones válidas al aficionado sobre los rumores de descenso administrativo?

 

Si Julio Peguero no iba a continuar en el club, ¿por qué no se tenía claro quién iba a sucederle en el cargo para que pudiera trabajar cuanto antes? ¿Por qué no iniciar contactos antes, para que entre el despido y el fichaje hubiera la menor diferencia temporal posible? Peguero fue despedido el día veintitrés de junio y Roberto Suárez fue presentado como nuevo Director Deportivo del club el dos de julio. Diez días entre el despido de uno y la contratación de otro. En la situación en la que está el Cádiz, cada día vale su peso en oro. Diez días perdidos que han propiciado que casi un mes después, el equipo esté en pañales. Diez días de vacío, sin una idea, sin un propósito, sin un esquema de trabajo. Diez días sin hacer absolutamente nada.

 

A partir de la tardanza en aclarar el futuro del club ya que desde que Muñoz anunció que dejaba de presidir la entidad hasta la rueda de prensa posterior en la que aclaró que Moyano y compañía llevarían el timón de la nave pasaron la friolera de once días- y del tiempo perdido en contratar a Suárez, el resto de las cosas han empezado a ir mal. Se tardó demasiado en atar a un entrenador, ya que debe ser él, junto con el Director Deportivo, quien tiene que confeccionar la plantilla. El técnico debe elegir qué jugadores quiere en su equipo y a cuáles no. Debe proponer jugadores que le apetezca tener, reunirse con el Director Deportivo. Pero claro, el entrenador debe ser elegido primero por el máximo responsable deportivo de la entidad, al que se tardó diez días en contratar. De haberse elegido antes a Suárez, igual Vidakovic también estaría antes en el banquillo.

 

La tardanza en la designación de Director Deportivo también provoca una demora importante a la hora de renegociar contratos o de luchar por las renovaciones. Diez días de espera, sin poder reunirse con nadie para aclarar su futuro son demasiados para los jugadores. A día de hoy Suárez tiene que reunirse con una gran cantidad de futbolistas, a los que habría que renovar o reducir el salario para continuar en Segunda B. Todo ello, con el tiempo perdido y la situación en la que se encuentra el Cádiz, es muy complicado. Difícilmente nadie va a aceptar un contrato a la baja: cada uno tiene sus propios intereses y hace bien en luchar por ellos. En el caso de Dani Miguélez al que, quizás de manera panfletaria e interesada se le presenta como el primer fichaje- tuvo que reunirse Muñoz con el guardameta y aumentar sus emolumentos. Por la tardanza, además de tener que solventar la situación actual, muchos jugadores interesantes para el Cádiz han hecho las maletas, con rumbo a otros gallitos de la categoría. Este tiempo perdido implica tener una desventaja con respecto a Oviedo, Alavés, Murcia o Ceuta, por poner ejemplos.

 

Hasta que la situación de la plantilla de la pasada temporada no esté más o menos clara, no se harán demasiados fichajes. Suárez está lastrado para trabajar por la herencia que le han dejado y por el tiempo perdido en una entidad en la que parece que nunca se van a aprender a hacer las cosas bien. Las cosas de palacio van despacio, cierto. Pero con lo que se ha tardado en decidir lo básico en el club, al final se va a acabar trabajando con prisas para confeccionar una plantilla de garantías en Segunda B. Un proceso que debería hacerse de manera minuciosa acabará haciéndose precipitadamente. Prisas. Y todos sabemos que las prisas, son malas consejeras.

Autor:Belmonte

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