Ser del Cádiz es, lo mejor que hay

mad_cad_02.jpgQue bote, que bote, que bote el Carranza. La afición cadista conquistó el Bernabeu. Eramos siete mil, pero parecíamos setenta mil. El estadio de Chamartín se tiñó de amarillo gracias a la diversión y el buen rollo que desprendían los aficionados del Cádiz. En realidad todo Madrid fue ayer amarillo. En el metro, en la Gran Vía, en la Puerta del Sol, en la Castellana… «La llamada del Cacique» de los carteles publicitarios la secundaban aquí y allá, chavales y chavalas, niños y niñas, incluso ancianos, con sus bufandas amarillas.

 

Para que sólo se escuche aquello dePorque sólo se oyó una voz y era la de aliento al Cádiz. Dos horas antes del partido entraron los cuatro primeros, que ya empezaron a animar, con la curiosa pancarta que decía Si vosotros tenéis a Cassano, nosotros tenemos una tajá como un piano. Sus voces retumbaban en un Bernabeu vacío como después retumbaron en un Bernabeu lleno, pero siempre desde el respeto, lo que hizo que ayer se ganaran para la causa cadista miles de corazones blancos. El Bernabeu fue un monólogo de aliento cadista.

Oé Cádi eh, oé, oé, oé Cadi eh. Y el equipo respondió. Respondió mejor incluso de lo que esperaban los más optimistas. Túneles, taconazos, triangulaciones, chilenas. Muestras de talento coreadas con talante guasón de las gradas amarillos. Los olés del cuarto anfiteatro del fondo norte no sabían ser respondidos pon la afición blanca. Y el delirio con el gol de Medina.

 

mad_cad_04.jpgHemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual. Muchos ya se habían emborrachado para entrar en el Bernabeu y demostraron que, en un día como este, el resultado si daba igual. Ayer fue un día para el disfrute cadista. Se disfrutó antes, durante y después. Se disfrutó con el cero a cero, con el cero a uno, con el empate e incluso con la derrota. Se disfrutó porque el equipo jugó bien y porque en la mente de todos los cadistas visitar el Bernabeu en primera es, ante todo, una fiesta.

Que salga el Cádiz. Acabado el partido las gradas amarillas no perdían su color. Seguían cantando, seguían gritando. Pedían volver a ver a sus héroes. Querían que Medina volviera a marcar otro gol; que Bezares se volviera a encarar con Guti y Beckham; que Benjamín volviera a tirarle un caño a Gravesen; que Nenad volviera a dársela de tacón a un compañero. Y sus deseos se cumplieron. El equipo volvió a saltar al césped del Bernabeu y la ovación fue de las que no se olvidan. El Fondo Norte hacía la reverencia a los hombres que les habían permitido vivir un sueño durante más de dos horas. Después, con la ironía típica, pidieron que saliera el Madrid, pero los galácticos no saben valorar el lado divertido del fútbol.

Ser del Cádiz es, lo mejor que hay. Sin duda. Ayer todos los cadistas estuvimos orgullosos de nuestro sentimiento. La imagen dada por el equipo sólo fue mejorada por la imagen que dejó la afición. Todas las televisiones, las radios, los periódicos; todo el mundo del fútbol que lo seguía por la tele, quedó maravillado ante la chispa, la alegría y la simpatía de una afición modesta pero muy grande que invadió Madrid sin más consecuencias que una sonrisa perenne y una fiesta que aún dura. Muchos madrileños son desde ayer cadistas. Y muchos cadistas sabemos desde ayer que así llegaremos muy lejos.

Fotos: Perico para cadistasfinos.com

Autor:Cientonoventayseis

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