Pablo H. El nuevo 15 y su historia

 

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 Pablo H. el nuevo 15. Un número que debe ser un gran paso para él.Foto: Esecadizoe.com

Un número que de bonito tiene poco… Por mucho que fuera del balón sea, la “niña bonita”, el número 15 en fútbol no deja de ser un número de paso, un dorsal que no tiene ni tirón en los futbolistas, ni tampoco, por tanto, en el llamado “merchandaising”. Edmilson para los culés y Raúl Bravo para los merengues, quizás sean el mejor ejemplo de lo que es el 15 a estos efectos. O para jugadores “obreros” o zona puente hacía otros de más pedigrí. En este último caso podíamos reseñar los quinces otorgados a Joaquín en el Valencia, Lafita en el Zaragoza, o Jurado en el Atleti. El hispano guineano Balboa tampoco tuvo muchas opciones en el Racing y se quedó con la niña bonita. Viqueira en el Recre, y Jesús Navas en el Sevilla del crecido Del Nido son de los pocos con jerarquía que lo lucen.En el Cádiz ocurre algo similar. No es que el 15 esté maldito para los cadistas, pero si es cierto que nadie parece quererlo desde hace tres años. El ascenso en Canarias, y el retorno a la segunda división hizo que el Cádiz por fín pudiera tener jugadores extracomunitarios con ficha profesional, y por tanto, dorsal. La liga 2003-04 empezó pues con el 15 asignado a uno de ellos, Atiba Harris. Seguro que los cadistas amigos de los gafes, piensan en algún maleficio dejado por el recomendado de Bobby Robson. Atiba se fue sin debutar en liga ni en partido oficial. Sólo algunos bolos. Dejó el Cádiz y el número en diciembre. Estaba libre y fue el que recogió Enrique Ortiz cuando recaló en enero procedente del Cacereño. Con él a la espalda lo vimos debutar en Carranza frente al Getafe. Sin embargo la transformación de Enrique a Enriquinho, le vino con otros “guarismos”

cadiz_getafe_03.jpgEnrique el día de debú. El 15 su dorsalFoto: Archivo/cadisstasfinos.com
 

A la liga siguiente, la 2004-05, el “15” quedó libre, pues ni Fredi, ni De Gomar, tampoco Nenad o Fleurquin, que fueron los que llegaron, cogieron el dorsal que Enrique dejó para colocarse el 8 de Quevedo. La última liga, la de primera, volvía a estar libre. Muchos fichajes llegaron. Antes de eso ya se sabía, con el anuncio de que se completarían las fichas, que nuestro número iba a tener dueño en la liga de las estrellas. Ania, Estoyanoff, Mario Silva, Cacique, Berizzo, Bertrán, todos “refuerzos” de la temporada anterior fueron escogiendo, y nada,  seguía libre. Tuvo que ser el último en llegar antes de que finalizase el plazo, Benjamín Zarandona, el que lo cogió. Futbolista cedido, estaba cantado que probablemente no habría arraigo con él, pero lo que pocos podían imaginar es que el rendimiento del 15 fuera tan alejado de lo esperado. Desde febrero de 2006, día en que Osasuna ganó en Carranza no hay un futbolista del Cádiz que defienda en liga que el 15 no está maldito para los cadistas. Ya con el Cádiz en segunda división, Morán se quedó con el 23, El Tano Vella con el 22 y Lobos quisó el 10. La elección de los cuatro fichajes por el 21, el 6, el 17, y el 14, hizo que poca opción tuviera Miguel Angel para elegir. De todas formas, para elegir estaba el extremeño, como chico con zapatos nuevos el día de su vigésimo tercer cumpleaños al conocer que el 15 sería suyo. Ahora nos llega Pablo Hernández quien espera heredar el número, y los números de sus antecesores. Difícil no le será. Suerte, amigo.

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