Muñoz y Baldasano condenados…

album_present_baldasano_02.jpgMuñoz quiere vender, ahora más que nunca, y Baldasano debehacer valer sus dotes de empresario de éxito. La marca «Cádiz» lo vale.

… a entenderse, en lo que ya es una semana maldita para los cadistas

Acabe como acabe todo esto, el aficionado durmió sobresaltado un día más de una semana que lleva camino de ser maldita para los cadistas. Todo se rompe, y ya van dos desde que el jueves Antonio Muñoz decidiera hacerse fuerte en las oficinas del Estadio municipal Ramón de Carranza.

Baldasano, que el jueves estuvo en Cádiz, el domingo en Alemania, y ayer otra vez en la capital, antes se había entrevistado ampliamente con los dos pesos pesados de la política provincial, Ayuntamiento y Diputación. La receptividad de ambos al cambio de dueño es total, y con ese ánimo se presentó el empresario a la cita de la tarde. Sin embargo lo hizo delegando en Iván, su mano derecha, además de su hijo, en esta historia que ya no es broma llamarla truculenta.

Al filo de la medianoche, la voz pizpireta de Daniel Pinilla alertaba en Radio Marca. Todo se rompe. A partir de ahí el desasosiego, la sinrazón. Mientras que Arturo explicaba que todo se había roto por la insistencia de Muñoz de incluir dos nuevas cláusulas (estar presente en la auditoria y un pacto de no agresión), el cordobés, a través de su hijo también llamaba a Radio Marca para dar su versión oficial, llevándolo al terreno de la salud personal del comprador la razón que hizo a Iván abandonar sin dar más explicaciones la sala donde el acuerdo estaba ya redactándose.

La mañana se ha levantado limpia, quizás como presagio de lo que debe ocurrir durante las próximas horas. Muñoz quiere desprenderse de la pesada losa que es para él la marca «Cádiz». En estos momentos más que nunca no puede con ella. Mientras, Baldasano, una vez superada la fase de shock que le ha llevado a decir estoy harto de los trucos de Muñoz, no soy un tratante de ganado, debe ser reconducido por su grupo de colaboradores. Luego, si quiere, que nos diga aquí mando yo.

 

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