Los rumores son la realidad del Cádiz


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el runrún de los rumores no cesa, provocando ansiedad y tensión en la hinchada, que sufre desconcertada sin saber a qué realidad atenerse. Aunque, por encima de la rumorología, la realidad del Cádiz es esta: no hay presidente,no hay director deportivo, no hay entrenador y no hay nuevas incorporaciones 

Hace apenas una semana que se consumó el descenso del Cádiz Club de Fútbol a Segunda División B, pero parece que ha pasado más tiempo. Desde que se produjo el descenso y la temporada 2009-2010 se dio por concluida los rumores sobre el futuro de la entidad han sido múltiples y constantes. Las urgencias del club hacen que los acontecimientos se sucedan con un ritmo vertiginoso y eso provoca inseguridad en la hinchada. Todo comenzó con la dimisión de Antonio Muñoz y del Consejo de Administración. Fue el sábado, pocas horas después de la inútil goleada al Numancia en Carranza. Un Muñoz que se sabía poco respaldado no en vano los aficionados que acudieron a ver el último partido de la temporada pidieron su marcha del club- optó por el camino más fácil: dejar la presidencia, sin dar la cara y manteniendo el control sobre la mayoría del paquete accionarial del Cádiz. Comenzaba, de esta manera, el camino de incertidumbre del aficionado, que se preguntaba de manera casi obsesiva: ¿y ahora qué?Para contestar a este complejo interrogante compareció el pasado lunes en rueda de prensa Antonio Muñoz Tapia, hijo del ex presidente cadista. Muñoz Tapia indicó que el club podría acogerse a la Ley Concursal, debido a la caída de ingresos que suponía el pasar de jugar en Segunda a hacerlo en Segunda B. Una forma de salvaguardar el futuro del club por la que ya optaron entidades como el Málaga o la Real Sociedad. Tampoco estaba seguro el futuro de unos cuarenta empleados del Cádiz, al igual que el de Julio Peguero que sería cesado pocos días después-. Quizás, una cuestión que de verdad inquietaba a la afición era el posible descenso administrativo a Tercera División por el impago de las nóminas de los jugadores. Ahora mismo no se puede garantizar que no se produzca el descenso administrativo… pero lógicamente los actuales accionistas no dejarían que esto pasara, fueron las declaraciones de Muñoz Tapia al respecto. Cuando aún no se había acostumbrado a la idea de enfrentarse a rivales como el Unión Estepona, el San Roque Lepe o el Alcalá, cabía la posibilidad de jugar contra el Algeciras. Si ya de por sí era triste y catastrófico celebrar los cien años de vida del Cádiz en Segunda B, hacerlo en Tercera División sería algo vergonzoso e inmerecido para la afición. Ante la alarma que generó la posibilidad del descenso administrativo (pues si la afición no merecía un descenso deportivo a Segunda B, menos aún merecía uno a Tercera por la mala gestión de la entidad) el Cádiz no tardó en negar categóricamente que llegara a producirse dicha situación mediante un comunicado de prensa en su web oficial. Una vez aclarado esto, tocaba planificar la próxima temporada pues, en el comunicado de prensa apostaba por trabajar para retornar cuanto antes al fútbol profesional- y el primer paso fue la destitución del onubense Julio Peguero, tras dos años en el cargo de director deportivo. Después, comenzó el famoso baile de los fichajes, con más rumores de posibles bajas que de nuevas incorporaciones para la próxima campaña. Se marchaban seguro del Cádiz los cedidos Jaume Costa, Zlámal, Milos Bogunovic y Ramis. Se especulaba con que también abandonarían la entidad Bezares y Rubiato, de acuerdo con una cláusula existente en sus contratos, que los liberaba en caso de descenso a las catacumbas de Segunda B. Rumores, rumores y más rumores. Rumores sobre bajas, rumores sobre el futuro del Cádiz y rumores sobre una posible oferta de compra de las acciones de Antonio Muñoz que fue rechazada por el empresario cordobés. Rumores ante la delicada situación de un club histórico al que este nuevo descenso ha herido profundamente. Si el anterior descenso en el Rico Pérez de Alicante fue malo aunque sirvió para limpiar el vestuario cadista- este es mucho peor, pues se ha producido cuando aún no se ha digerido el anterior y sin las cuentas del club saneadas. Y mientras tanto, el runrún de los rumores no cesa, provocando ansiedad y tensión en la hinchada, que sufre desconcertada sin saber a qué realidad atenerse. Aunque, por encima de la rumorología, la realidad del Cádiz es esta: no hay presidente, no hay director deportivo, no hay entrenador y no hay nuevas incorporaciones. Ha pasado una semana, cierto: pero todo el tiempo que se malgaste con los rumores será un tiempo perdido en la reconstrucción del Cádiz, tan difícil y tan necesaria.

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