La plantilla del Cádiz harta de los impagos y falsas promesas

La plantilla se ha hartado de promesas y no entiendecomo estando en Ley Concursal no se cumple con lo pactado y prometido. Enrique Ortiz, como capitán, ha sido uno de los que ha hablado en representación de sus compañeros y resto de profesionales del club.

Cuando parecía que la situación, en el ámbito deportivo, estaba más o menos normalizada después de que el equipo lograra seis victorias consecutivas y certificara el pase para los play-off, los capitanes de la plantilla han hecho saltar todas las alarmas. Raúl López, Enrique y Cifuentes (que ha actuado como portavoz) han comparecido ante los medios de comunicación en representación del resto de la plantilla y cuerpo técnico del club, para expresar su malestar público ante la situación que atraviesan en los últimos meses. En concreto, la entidad adeuda tres mensualidades a sus futbolistas, que se encuentran desconcertados ante la situación, máxime por estar el club acogido bajo la Ley Concursal.

 “Ha llegado una situación límite. Hay jugadores que están mal y lo que queremos es una solución cuanto antes. Nos faltan tres meses por cobrar; sólo hemos cobrado tres mil euros y hay gente que lo está pasando realmente mal. Desde aquí, quiero hacer un llamamiento para que salga públicamente y espero que de aquí a mañana tengamos una contestación. Si no, a partir de ahora vamos a empezar a tomar medidas un poco más drásticas”, dijo Cifuentes al inicio de la comparecencia (que pueden encontrar íntegramente para ser escuchada en Portal Cadista) “Nosotros llevamos tres meses sin cobrar, hemos dado la cara hasta ahora y queremos que la afición esté tranquila, que el equipo va a seguir como hasta ahora y vamos a seguir dándolo todo por el Cádiz Club de Fútbol”, prosiguió el lateral derecho cadista.

 Queda claro que la situación se antoja complicada para la plantilla, que lleva sin percibir lo que le corresponde sin tener explicación alguna. “Nos han dicho varias veces que el dinero está, pero no termina de venir”, reconocía posteriormente Enrique. La pelota está en el tejado del Consejo de Administración del club, con el que la plantilla espera poder reunirse cuanto antes para encontrar una solución al entuerto. Tanto Enrique como Cifuentes y Raúl López quisieron dejar claro que con quien esperan reunirse es con el órgano rector del club y no con su dueño, al que no quisieron culpar de la situación.

 Los capitanes de la plantilla quisieron hacer hincapié en todo momento en el trabajo realizado hasta el momento. “La gente pelea por lo suyo y más cuando el equipo lleva seis jornadas seguidas ganando”, indicó al respecto Enrique. La plantilla quiere lo que le corresponde, lo que tiene firmado y lo que, se supone que deberían darle sin atrasos dada la situación del club. A pesar de todo, quisieron indicar que esperan una pronta solución de la situación, puesto que no quieren recurrir a la AFE.

 Para mí se trata del momento idóneo para hacer este tipo de reclamaciones. El Cádiz ya ha logrado el primer objetivo de la temporada y teniendo un partido de menor tensión esta jornada, la comparecencia viene en el momento justo. Antes de estar clara la clasificación para el play-off hubiera sido temeraria, pues el equipo debía estar centrado en la consecución del objetivo. Después de esta semana, tampoco resulta adecuado, a mi juicio, realizar estas declaraciones: toca pensar en el play-off y en el rival que toque para superar la eliminatoria.

 Al respecto de por qué se ha dicho esto ahora y no hace siete días, Enrique indicó que “nos estábamos jugando mucho. Por suerte, hemos conseguido esa clasificación. Esta semana tenemos un partido en Melilla, que es importante pero no vital, porque no se sabe qué es mejor, si quedar segundo, tercero o cuarto”. “La semana pasada no era el momento idóneo”, apostilló Raúl López. La puesta en escena ha sido prácticamente perfecta. El equipo está clasificado, ha cumplido. Sus jugadores han logrado el objetivo tras tres meses sin cobrar, lo que demuestra un alto grado de compromiso con el club. Además, se han ganado seis partidos de forma consecutiva en esta difícil situación.

 Todos los que intervinieron hicieron referencia a ello. Parece que así, refiriéndose a lo logrado en esta situación límite, están legitimados para reclamar lo que es suyo. Para que nadie pueda tachar al equipo de falta de compromiso. Haberlo hecho antes, cuando empezaron los impagos, no era aconsejable, por estar el equipo jugándoselo todo y por ese temor a posibles acusaciones. Los futbolistas del Cádiz han realizado un trabajo ejemplar en tan difícil situación. Pero como cualquier otro jugador de fútbol que tiene que jugar un partido en una situación similar o peor. Como los jugadores del Caravaca, del Jaén, del Poli Ejido o incluso del Jumilla, colista del Grupo IV.

 En mi opinión, se equivoca Cifuentes cuando indica que los jugadores han cumplido y merecen una recompensa. No se trata de recompensas, pues es lo que tienes estipulado por contrato, lo que se supone que te van a dar por desempeñar tu trabajo mejor o peor. Tampoco se trata de haber cumplido o haber dejado de cumplir. ¿Si el Cádiz, por lo que fuera, no hubiera logrado el objetivo del play-off, habría que dejar de pagar a los jugadores? Tanto como si se hubiera logrado la clasificación como si no, los jugadores tienen derecho a percibir lo que es suyo, lo que se les prometió en un primer momento. Y cualquier momento es bueno para reclamar su sueldo. Tanto si logran el objetivo como si no, es legítimo protestar por lo que te deben.

 Este momento es más cómodo e idóneo porque nadie podrá recriminarles nada. Aunque si la reclamación se hubiera realizado tras perder, por ejemplo, contra el Écija, hubiera sido igual de legítima, a pesar de las protestas y comentarios que se pudieran producir.

 Pero lo más importante no es eso. Lo más importante es la vergonzosa imagen que ha dado el club una vez más. Tres meses sin pagar son demasiados, más para un club con la historia del Cádiz, que ocupa un lugar impropio en Segunda División B. Este desagradable incidente sólo es una muestra más del despropósito en que se ha convertido la entidad. El equipo no es de Segunda B, pero sus rectores sí.