Los cambios no cambian


 sev_cad_05.jpg Josemi entró por Oscar Pérez. Un cambio que ejemplificaque en Sevilla los cambios no sirvieron para mejorar.Todo lo contrario. Igual pasó con Toti y Dioni.sev_cad_09.jpg
El ovetense fue de lo mejor. Empieza a preocupar que sus recambios no esten a su altura.Fotos. P.Ortega-cadistasfinos.com

Volvió a ocurrir en Sevilla. Lo mismitico que diría alguien que ya no está con nosotros con su socarronería habitual. Y es que el asunto empieza ya a dejar de tener gracia, por repetido. Es más, se desmarca de la teoría del “dos hombres por puesto” de igual solvencia con la que el cadismo intentó ser convencido este verano. No es así, o al menos no lo está siendo.

Ya ocurrió en Roquetas de Mar, cuando en el segundo tiempo Moke, Toti y Juanjo entraron “de revulsivos”. Fue todo lo contrario, el equipo se achicó y dio un paso atrás. Tanto que un postrero gol roquetero no hubiera extrañado a nadie. Se jugó con agua hirviendo, o si me lo permiten con agua muy caliente. Aulestia estuvo firme en las salidas de puños y todo quedó en “victoria sufrida”, “lo importante son los tres puntos”, “después de tantas horas de autobús…”

Para los que vivimos ambos segundos tiempos en directo, el de la ciudad deportiva recordó mucho a la mañana de Roquetas. Esta vez los que entraros fueron Dioni Villalba, Toti y Josemi Caballero. Los “sacrificados” Ikechi, Akinsola y Oscar Pérez. No es jugar a ventajista que Alberto y Alfaro, los refrescos de Ramón Tejada, si sirvieron para dinamizar el juego ofensivo local. Uno por cada banda, generaron situaciones de peligro y fueron un incordio para el sistema defensivo de Jose. El mister gaditano se desgañitaba pidiendo intensidad y tensión en sus hombres. Mientras tanto, estos sólo transmitian la sensación que se encontraban confiados en que el punto era bueno y que incluso todavía podía surgir esa pizca de suerte, de acierto, o de calidad de una plantilla acostumbrada a los halagos ofensivos.

No debe ser fácil entrar en un partido en frío. Un poco menos debe serlo si el calentamiento ha sido intenso. El resto es cuestión de manejarse con recursos propios de futbolistas con experiencia sobrada.

En cualquier caso, esas mismas condiciones se repiten una semana si y la otra también. Un partido sí, y el otro también. No es excusa, pues si no la pregunta surge sola: ¿Para qué si no se cambia? Se hace obviamente para mejorar, para “oxigenar”, para, en definitiva, cambiar. Otra cosa es que en este Cádiz últimamente los cambios no mejoran, sino que empeoran.  Un asunto este al que hay que poner remedio pronto o se convertirá en una asignatura pendiente de la que pronto, si no lo han hecho ya, tomarán nota los rivales.

 

 

 

 

 

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