Lo que el Betis nos enseñó


portada_submarino.jpg
Si tengo claro que el descenso del Cádiz está más lejos después de haber perdido (in extremis) dos puntos ante el Betis. Foto: Archivo cadistasfinos.com

logo_small_new.gif En voz alta, y no sin ciertas dosis de sinceridad, reflexionaba Víctor Espárrago, durante la semana previa al enfrentamiento ante el Real Betis, que su equipo debía salirle algo así como el partido del año para ganarle a los verdiblancos. El partido ya pasó y muchas conclusiones tras él. La primera, y fundamental, es que tan cerca estuvo la victoria como lejos el partido de los amarillos para que se recuerde como el partido del año. Nada de eso. Un desarrollo normal del encuentro ante los béticos en su recta final hubiera dejado los tres puntos en Carranza. Tres puntos que hubieran dado mucha vida a los cadistas y que se podían haber conseguido sin, ni mucho menos, acercarse al rendimiento deseado por Espárrago. Es una señal, un dato objetivo, al que el cadismo (cuerpo técnico, jugadores, prensa y aficionados en general) debe aferrarse para seguir aspirando a la salvación. Al Betis se le pudo ganar. Se le debió ganar. Tres puntos sin hacer nada del otro mundo. De la misma forma, aplicando la misma receta, por la que a los de Espárrago le han esquilmado muchos puntos durante la primera vuelta (y parte de la segunda) de la temporada. No sé que pasará a partir del encuentro en La Romareda. Tampoco me atrevo a decir si será más fácil ganarle a un Zaragoza campeón o subcampeón. Si tengo claro que el descenso del Cádiz está más lejos después de haber perdido (in extremis) dos puntos ante el Betis.

portada4.jpg
 No será un milagro pero no será fácil. Tampoco imposible.

Lo que no se puede perder es la ilusión, las ganas, el convencimiento de que se puede conseguir. La permanencia es factible. Lo que no se puede es perder la concentración defensiva con el marcador favorable (tampoco teniéndolo en contra) a falta de dos minutos. No creo en milagros. Tampoco en el fútbol y muchísimo a menos en la recta final de la liga, donde los resultados que se producen suelen reventar muchas quinielas. Si acaso, me aferro al guiño del submarino que nuestra historia nos ha dejado. Dicho esto, creo huelga decir que, al menos para mí, no serían fenómenos paranormales los que harían al Cádiz visitar al Nou Camp con 34 puntos. ¿Alguien me sigue? Es difícil, muy difícil, evadirse de cierto entorno que equipara a cada fin de semana como el definitivo. El no va más. Pero el Cádiz que vive el fin de liga en una posición más que incómoda, lo fundamental es no bajar los brazos, luchar cada partido para revertir la situación. A eso debemos aferrarnos los cadistas. Lo único que nos hace mejores a los demás. Una lucha en desigualdad de presupuesto, plantilla y experiencia, pero con la Ilusión por divisa y emblema (¡Si, Sí, Sí, lo vamos a conseguir!) de una afición que (ahora sí) está dando ejemplo de madurez, además de fidelidad a sus colores. Al igual que hice en las páginas de esta Revista en junio del 2005, cuando ya se barruntaba como clave la visita del Terrassa (ganar aquel día para mi fue el ascenso), tengo el convencimiento que el éxito y el no-éxito de la temporada (no creo que bajar a segunda se merezca el calificativo de fracaso) dependerá de llegar a la última jornada de liga sin estar en manos de terceros. Si eso sucede, y puede suceder, el Cadismo podría darse un segundo baño de celebración en las Puertas de Tierra. Entonces será el momento en el que algunos leeremos (y escucharemos) hablar de milagros. Pero aún no. Nada está perdido. Todavía es posible… y sin hacer partidos del año. El Betis nos lo enseñó.

También te podría gustar...