Dos buenos controles, dos goles


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prefiero centrarme en los controles previos al lanzamiento  a puerta, pues fue tras efectuarlos cuando el delantero cadista verdaderamente obtuvo toda la ventaja para batir al cancerbero

Uno de los elementos básicos que debe manejar un buen delantero centro es el control del balón. Un buen control del balón es fundamental para encarar con garantías la portería rival, puesto que te permite tener todo el tiempo del mundo para pensar dónde vas a colocar el balón y, además,  da mucha ventaja con respecto a los defensores rivales, que tendrán mayores dificultades para evitar el peligro. Suele decirse, por tanto, que un buen control es medio gol, y esta máxima se cumple a rajatabla en los dos primeros goles de Diego Tristán esta temporada.

Los tantos de Tristán ante el Celta de Vigo y el Elche fueron de bellísima factura, con unos remates espectaculares, propios de un futbolista de muchísima calidad. A pesar de ello, prefiero centrarme en los controles previos al lanzamiento a puerta, pues fue tras efectuarlos cuando el delantero cadista verdaderamente obtuvo toda la ventaja para batir al cancerbero. Su primer gol, en un momento psicológico en el duelo con el Celta, fue maravilloso, fruto de una jugada colectiva en la que intervinieron Nano González, Ogbeche y el propio Tristán. Desde la banda izquierda Nano González puso el balón al corazón del área, donde estaba el nigeriano Ogbeche, que le ganó la espalda a su marcador y prolongó el esférico con un sutil toque de cabeza hacia donde estaba Diego Tristán. El de La Algaba, controló el balón con el pecho, dejándolo muerto, y antes de que cayera al césped lo golpeó con la zurda. Un buen gol que se gestó gracias al control, puesto que con él consiguió ganarle la posición a la defensa celtiña y se quedó sólo ante Falcón.En el segundo gol, anotado la semana pasada ante el Elche, el control tuvo una mayor importancia aún si cabe, ya que le habilitó para batir a Willy Caballero. Un balón bombeado le llegó a Tristán, que estaba dentro del área libre de marca. El delantero, bajó el esférico con la pierna y la dejó muerta, siendo ese el momento en el que tuvo toda la ventaja con respecto a los defensores ilicitanos, que estaban yendo hacia donde estaba el atacante cadista. El resto, ya es historia: preciosa vaselina ante la que nada pudo hacer el guardameta rival.En resumen: dos buenos controles, que equivalen a dos goles. Dos controles, además, difíciles de efectuar a la velocidad con la que Tristán los llevó a cabo y que muestran que el que tuvo, retuvo.

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