Jodidas vacaciones

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El Cádiz de Raúl Agné está empeñado en no querer para si lo que quieren todos los que quieren ascender. Es decir, regularidad. Y es que después de tropezar en Sevilla y en casa con el Cartagena, la última goleada en La Roda de hace unos días vuelve a servir de muy poco porque el equipo se dejaba sorprender en su casa ante el CP Cacereño con un resultado que es cuando menos increible, un 3-4 final.

Repetía Agné con cierta lógica el mismo once que ganaba al equipo de Monteagudo. Partido disputado en viernes, algo que tiene poca justificación y que puede tener otra señal inequivoca de que jugadores y entrenador son los que han tomado las riendas del club en vistas del desgobierno que los acontencimientos propiciados por las ganas de Muñoz de querer echar a los italianos y volver a vender han trasladado a las oficinas.

Al descanso se llegaba con empate a uno. Se adelantaba el Cádiz a través de Josete, un buen tanto, tras un buen centro de Jorge Luque. Pero la noche, fría, veía como cuatro minutos después, Valverde gana en velocidad a Ceballos, pisa el área y ante una cierta pasividad de Fran Pérez lanza un potente chut que bate a Alejandro.

Tras la pausa, en apenas cinco minutos, otros dos goles. De nuevo el Cádiz primero. El 2-1 lo hizo Villar. Un gol que demuestra la confianza en sus posibilidades esta liga tiene el onubense, pero que dos minutos más tarde neutralizó Carrizosa, el capitán, en un rocambolesco gol con su coronilla. Por cierto, el goleador extremeño, todo un veterano, formó parte de aquel CD Logroñés con el que el Cádiz disputó el ascenso en la 2002.03

A la media hora y unos minutos, el mejor gol del Cádiz de la noche. Buena acción de López por la izquierda y zapatazo desde fuera del área de Fall. Era el 3-2. Los jugadores debían estar sobreavisados de que el Cacereño no había venido de comparsa para adelantar las felices vacaciones a nadie, pero no fue así. Sólo minutos después, golpe al mentón de los de Agné. Penalti y expulsión de Luque en un disparo que si bien podía ir a puerta, golpeó en la mano del capitán. Elias marcaba el 3-3. Con más de veinte minutos por delante, y dado los regalos que se estaban dando, no era difícil predecir que el cuarto estaba por llegar. Y llegó. Gol de Gaspar. Por increible que parezca, y la historia así lo demuestra pues ha sido la primera vez que le ha pasado al Cádiz en su estadio, recibe cuatro goles después de ponerse tres veces por delante. Si eso no es desconcentración, es que no puede ser otra cosa que desconcentración y tener la cabeza en otra cosa. Triste epílogo para un año que pudo acabar en tragedia y que se despedía de la forma más cruel posible quizás para dejar el recuerdo de que se va un año triste, muy triste para el cadismo.

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El 3-3 del CP Cacereño. De Elias

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