El Sporting pesca un punto que no disgusta a nadie

Empate en Carranza. Entraba dentro de la lógica por muchas razones… Solo que lo fue a unos.Foto: cadistasfinos.com

Empate a unos en Carranza.

No iría uno descaminado si empieza diciendo que se impuso la lógica. Por algo el Cádiz es el equipo que más reparte de toda la categoría, honor además en el que se distancia de sus perseguidores. Tampoco es normal que el Sporting, después de 31 partidos, sólo hubiera firmado cuatro igualadas. Ahora ya suma cinco y seguramente llegarán a la decena cuando junio levante el banderín de cuadros. Es lo normal. Lo otro, lo anormal, es que el Cádiz firme doce cuando todavía falten diez jornadas.

También se salía de la lógica que marca la liga que el sábado de Gloria no hubiera dejado tablas. Cinco partidos son muchos para que el sexto, el nuestro, no acabara en el consabido reparto de puntos. Demasiados escollos a salvar en lo extradeportivo, llámenle si quieren coincidencias, pero no eran buenos presagios. Pero para presagios, el 2-0 y el 4-0 con el que la Alcaldesase lució en la enésima inauguración previa al partido más importante para ellos hasta dentro de cuatro años. También sería difícil que Roberto, el gran portero gijonés, se volviera a ir de Carranza tres veces de rositas… Y así fue.

En fin… Muchos obstáculos. Demasiados.

Este Cádiz, por si faltaran aderezos o dinámicas de esas de las que tanto rios de tinta hacen correr, parece no saber a que juega y ya hasta se discute al indiscutido hasta hace unas fechas Jose González.  Este Cádiz anda desnortado y como el boxeador que se sabe perdedor busca la toalla de los cincuenta puntos cuanto antes. O eso o que toque la campana.

He dejado para el final, lo anecdótico… Que Diego Castro, el ex malacitano, adelantaba al Sporting, mientras que el jugador del Cádiz con las ideas más claras, el diminuto Pablo Hache, el niño bonito de la segunda vuelta, marcaba el mejor gol amarillo con diferencia de la temporada en Carranza. Fue el decimoquinto, el niño bonito.