Congelados en el 45


cadiz_fleurquin.jpg Fleurquin anotó el 2-1. No sirvió de nada. A Malata congeló el 45.Foto: archivo- cadistasfinos.com
 

No había perdido el Racing en toda la segunda vuelta en su estadio. El cuadro gallego, bien reforzado tras el mercado de invierno, sabe a lo que juega, y estaba cantado que, pese a sus tres encuentros sin conocer la victoria con el que se nos presentaba, no se iba a parecer en nada al que caía derrotado 3-1 en el mes de diciembre en Carranza. Por entonces muchos los veían en Segunda B. Hoy, casi cinco meses después, se han quedado a uno de los amarillos, y dando gracias al oportuno gol de hoy de Fleurquin que ha salvado el “average”.

 

El Cádiz ha perdido 2-1 en A Malata. Y es que el fútbol tiene cosas difíciles de entender y mucho menos tratar de encontrar una explicación. Tanto hablar del peligro de las bandas con Pereira y Antón, y nos vamos 2-0 al descanso merced a sendos goles de los dos centrales, el frances Charpenet y del ex del Pucela Jonathan Martín, este último repescado para más inri por la sanción del titular, el culé Olmo. Una desventaja de dos goles al descanso en esta categoría es marchamo de derrota. Mucho más sabiendo el bagaje ofensivo que el Cádiz había ofrecido en el primer periodo, reducido a una aproximación de Dani y a un libre lanzado por Gustavo. No es que el Racing hubiera hecho mucho más, pero, demos gracias por ello, pues sin tirar meten dos… En el vestuario se quedó Natalio Lorenzo. El valenciano no la huele desde que salió vitoreado el día del Poli Ejido. En su lugar salió Casas, y Procopio –lo que son las cosas- volvía a la dupla de inicio de liga de García Remón. El partido se tornó como se esperaba. Veiga es zorro viejo en la categoría y dio el balón al Cádiz. Toque, toque y toque, pero sin apenas disparos a puerta. El gol si llegaba tenía que ser a pelota parada (término que le gusta emplear a Jose González, que ahora sufre en el Córdoba). Afortunadamente para los amarillos llegó pronto. Enrique, que había suplido a Cristian, se la pone en la cabeza de Fleurquin que bate a Queco Piña. Quedaban 23 minutos. Manu Barreiro, que había suplido a Dani en ese instante es el hombre al que Procopio se agarra para salvar un punto. A punto está pero de nuevo emerge el espigado central galo Charpenet para evitar la igualada. Veiga se da cuenta a tiempo, y saca a su particular torre, el zagurero Manuel Castiñeira. Con tres centrales, orden y buena lectura del partido terminaron por congelar el partido y la permanencia del Cádiz.

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