Megía Dávila: El árbitro del Cádiz-Athlétic

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Carlos Megía Dávila. El pitolari con el Ath.Bilbao. Foto: Ayto. de Pinto

Entre Pinto y CarranzaCarlos Megía Dávila (Madrid, 7-7-1977). Desde la campaña 1995-1996 en primera, desde que debutara en un partido que enfrentaba a Valencia y Valladolid. Afronta su décima temporada en Primera. El madrileño es Coordinador de Deportes en el Ayuntamiento de Pinto, labor que compatibilizará como podrá con las exigencias de ser árbitro de Primera. Su relación con el arbitraje le viene de la infancia. Su padre también fue colegiado. Internacional pese a su juventud, ha dirigido ha dirigido más de 15 partidos de selecciones nacionales y de Copa de la UEFA. No obstante, para Megía Dávila, “uno de los momentos más emocionantes en mi carrera deportiva fue mi designación la pasada temporada para participar en la liga de Qatar”. Allí dirigió seis partidos oficiales, coincidiendo con Fernando Hierro y Pep Guardiola. También ha representado a España como árbitro en los últimos campeonatos de Europa sub-17 y sub-19. Para el Athlétic no es un desconocido. Veinte partidos, y justo la mitad, acabaron con tablas en el marcador. Del resto, empate a victorias y derrotas vascas Al Cádiz en encuentro oficial lo arbitró en Copa del Rey (liga 2003-2004), en aquel Cádiz-Osasuna que ganaron los rojillos en tiempo de descuento. Antes, Megía Dávila, castigó un empujón-forcejeo de Raúl López como penalti que significó posteriormente el empate. No es extraño, precisamente el madrileño es dado a pitar dichas acciones “invisibles” para la mayoría en las áreas. Pese a llevar sólo ocho jornadas de liga, Megía Dávila ya se ha visto envuelto en una gran polémica. Fue de los pocos que vio penalti en la acción de Toledo ante Van Bommel en el Nou Camp. La prensa maña fue inapelable con él y lo juzgó con gran dureza. «Un excepcional Zaragoza le ganó ayer al Barcelona. Sí, ganó. El equipo valiente al que Muñoz envió a un campo a pelearle al fútbol, de tú a tú, al gran Barça, se marchó vencedor e invicto, y se llevó sólo un punto porque un elemento inabordable se metió por el medio. Un árbitro pésimo. Otro sicario de Ángel María Villar. Ya huele, presidente. No hay derecho. Carlos Megía Dávila se cargó literalmente a un equipo grande al inventarse un penalti increíble y expulsar a Toledo con un 0-2 brillante y justo en el marcador»

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