Aranda, del Real Murcia, vaya cabecita…

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Forzó un penal, lo marcó y se autoexpulsó

Carlos Aranda y su cabecita loca…

Había que estar más atento que nunca si cabe al partido que retransmitía Canal Sur TV, entre dos de los gallitos de la categoría, y próximos rivales del Cádiz. En un partido pleno de incidentes, pocas conclusiones hemos podido sacar pues desde los primeros minutos el encuentro estuvo marcado por la expulsión del defensa Acaciete, y el tempranero gol de Iván Alonso. Antoñito, delantero murcianista y refuerzo de lujo este año para los pimentoneros, se lesionaba en jugada fortuita a mediados del primer tiempo, siendo sustituido por Carlos Aranda, jugador malagueño, también refuerzo de postín este año y que luego sería protagonista en el segundo tiempo.

La polémica siempre ha rodeado a este prometedor y siempre peculiar futbolista que despuntó en la cantera madridista y que incluso tuvo algunas participaciones en el primer equipo madridista, con dos actuaciones en Liga de Campeones, la primera en 1999 contra el Molde y la segunda en 2001 contra Lokomotiv de Moscú. y que dejó el paraguas blanco para marcharse a mitad de la temporada 2001-2002 a jugar con el Numancia en 2ª (13 partidos y 3 goles). Su buen rendimiento le llevó en la temporada 2002-2003 al Viíllareal, ya en Primera, donde no contó con muchas oportunidades (8 partidos y 1 gol). En el mercado de invierno retornó de nuevo a Soria disputando 15 partidos. La temporada 2003-2004 de nuevo estaba en Primera, en esta ocasión en el Albacete, dónde dio su mejor rendimiento 25 partidos y 8 goles. Llamó la atención del Sevilla CF, dónde firmó un gran contrato, y pese a ser petición expresa de Caparrós apenas contó con minutos este año (16 partidos y 1 gol). En Albacete había dejado buen recuerdo y allí marchó cedido por el Sevilla la liga pasada. Su rendimiento en La Mancha, desde luego no ayudado por la irregular marcha del equipo de Ferrando fue muy irregular (24 partidos y 4 goles), habiendo estado apartado dos meses del equipo por motivos disciplinarios extra deportivos teniendo que mediar la propia AFE. Luego se supo que la tardía intermediación de la AFE se debió a que el futbolista no estaba afiliado al Sindicato, y que tuvo que hacerlo para poder ser defendido. Una muestra más del carácter del malagueño.

Este verano seguía siendo jugador sevillista. No contaba para Juande, y a última hora (su mala fama seguro que le ha cerrado más de una puerta) se le buscó acomodo en El Real Murcia, igual que antes había sucedido con las incorporaciones de Notario, Gallardo y Antoñito. En Murcia no eran ajenos a la mala cabeza del delantero pero confiaban en que Lucas Alcaraz conoce al futbolista y la forma de llevarlo para sacarle rendimiento. Ha sido el propio entrenador el que ha recomendado su fichaje, el del anhelado delantero-tanque para atacar y el que ha mediado con el futbolista para que aceptase la cesión. Al llegar a Murcia, Aranda dijo que se toma su contrato con el Real Murcia como una buena oportunidad para «reivindicarme a mi mismo. Vengo aquí a empezar de cero y a demostrar lo que valgo«.

mucia_alcaraz.jpgAyer sábado ha tenido la oportunidad de jugar por la lesión de Antoñito. El segundo gol murcianista y clave en el partido, llegó tras arrancada suya en la que sorteaba la jugada de fuera de juego de la defensa almeriense, y era derribado por un defensor rival (De Palmas, que dejaba a su equipo con nueve jugadores) cuando se disponía a fusilar a Valerio en claro penalti que luego él mismo se encargaba de transformar. El partido se ponía 2-2, el Almería con 9 jugadores, el Real Murcia con 11, pero la cosa no queda ahí pues el almeriense Ortiz se autoexpulsa (deja a su equipo con 8 jugadores y a merced de los pimentoneros). El tercer gol era cuestión de esperar y llegó de rebote casi, pero le servía a Iván Alonso para lograr su segundo gol y dejar sentenciado el partido (3-2). Carlos Aranda sin embargo volvió por sus fueros y en jugada absurda en el centro del tiempo, agarró con impotencia a Mané, y de pasó le hizo una fea tarascada por detrás, que provocó su justa expulsión. Aranda, con cara entre mezcla de niño bueno y niño malo, se llevó las manos a la cabeza, y estrechó la mano del jugador al que agredió y del arbitro que le expulsó. Reconocía que se tenía que marchar. De paso servirá para que no lo podamos ver el próximo domingo en Carranza en duelo matinal, pues tendrá suspensión segura. Tampoco lo pudimos ver vestido de amarillo en Primera, pese al interés sevillista por su cesión. Dicen que Espárrago, buen conocedor de lo que se cuece en Nervión, no lo quiso. Duro trabajo el que le queda a Lucas Alcaraz, que hoy por lo menos se habrá acordado de toas sus castas

Autor:Tito Martín

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