Diario del sábado de un cadistafino
Un
fin de semana sin pensar en amarillo
Se hace raro, muy raro. No estábamos los cadistas acostumbrados a eso de parar en septiembre. A todo se acostumbra uno, y no sería mala señal que todos los partidos de la selección nacional nos hicieran dejar de pensar en amarillo durante unos días. ¿Y qué hace un cadista un fin de semana sin fútbol? La respuesta no puede ser otra mejor. Familia. Mucha familia, que es la que paga los aciertos de los Robinhos, como antes ocurría con Congo o Alfonso, el del Jerez de los Caballeros.
En unos días en los que se escribe sobre el “síndrome postvacacional”, que dicen padecen cuando llegamos a estas fechas el 35% de los que aún no hemos llegado a los 45 tacos, he pensado en hacerle caso a los médicos. Día de asueto total, de relax, con tu equipo en Primera. De Jerez a Cádiz, como cualquier fin de semana de partido. Sólo que en esta ocasión me ha acompañado toda la familia, y he cambiado el Carranza por Cortadura.
Un buen día, sin grandes agobios ni colas. Luego, a la tarde, a echar un vistazo a la Segunda División para quemar el gusanillo. Juegan el Decano y el Tenerifey salvo por nuestros amigos del Recre, poco importaría el resultado (acaba de marcar Rosu, dos veces en 5 minutos, lo que me alegra enormemente). Por lo que he podido escuchar, parece que también juegan en Castellón y Ferrol.
A la noche, dentro de un ratillo, seguiremos con la camiseta amarilla puesta todos. Tengo cita cerquita de Chapín. Toca barbacoa amarilla.
