Al Cádiz le faltó puntería

Emery salió con todo. Presentó un once en el que daba cabida a Pablo Hernández, a Jonas, a Banega y a Soldado, principal ausencia en el equipo titular del Valencia en Carranza. La premisa, más a tenor de lo que le ocurrió a Atlético de Madrid y Villarreal, era no dejarse sorprender. Los chés, con un juego rápido, buscaban sorprender entrando por las bandas. val_cad_05.jpgParada de Vicente Guaita, una de las más claras del Cádiz. Faltó acierto cara golFotos: Arturo Orero – golfutgol.com Le salió bien al técnico valencianista el planteamiento, aunque bien pudo haber pasado lo contrario. El Cádiz, ante este inicio fulgurante del Valencia, esperó atrás, buscando sorprender con la velocidad y movilidad de Akinsola e Ikechi Anya. De hecho, la primera llegada clara, clara del partido fue favorable al Cádiz. Akinsola, en un buen contragolpe, llegó al área valencianista. En lugar de disparar, optó por asistir a un compañero. Pasó a Dieguito, que marcó. Con la mala fortuna de que el canterano se encontraba en fuera de juego. Después, le llegó el turno al Valencia, que no perdonó. Víctor Ruiz marcó. Se pasó, en apenas treinta segundos, del 0-1 (que podía dar pie al Mestallazo que tanto se aludió en Internet y redes sociales) al 1-0. Con el 1-0, el Cádiz no le perdió la cara al partido. Estuvo cerca de empatar, tras otra buena contra armada por Akinsola, que terminó con Ikechi Anya dentro del área. El escocés se pensó demasiado qué hacer y su disparo acabó yéndose fuera. Pudo haber sido el 1-1. Un gol que metía al Cádiz en la eliminatoria de lleno. Pero no se marcó. Y el Valencia, en su segunda llegada, no falló. Marcó Jonas. Y después, marcó Soldado. El 3-0 del descanso era demasiado castigo a lo visto sobre el terreno de juego, pero premiaba lo que al Cádiz le había faltado: puntería. La otra oportunidad clara de gol del Cádiz llegó en un disparo de falta de Góngora, que Guaita consiguió despejar no sin cierta dificultad. Después, llegaría el cuarto tanto valencianista, de Ever Banega. Al Cádiz, que no le perdió la cara al encuentro ni a su rival, pese a la diferencia de categoría y de calidad existente entre ambas plantillas, le faltó en Mestalla una pizca de agresividad (se dejó meter en su área con frecuencia, donde el Valencia acumulaba a muchos hombres de ataque) y el saber aprovechar las oportunidades de las que disfrutó. Errores puntuales, que decantaron la eliminatoria del lado local.

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