Una óptica realista

La crónica del encuentro del Cádiz, vista desde una óptica distinta a la amarilla, es la que nos ofrece Mikel Rekalde en www.noticiasdegipuzkoa.com. Realista es decir que fue el enésimo empate de los realistas y que los empates no conducen a la gloria.

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La Real fue incapaz de superar el muro cadista

los empates no conducen a la gloria la real se estrelló con el muro que construyó en el centro del campo el cádiz y perdió una gran ocasión de ponerse a sólo tres puntos del ascenso Real-Cádiz: triunfo y a casa. Si era jornada de lluvias, como la de ayer, no se descartaba incluso una victoria con goles. Ésa era una de las máximas que no fallaban en Atocha. Ya nada sigue igual en Gipuzkoa, todos los acontecimientos que han sucedido desde la emigración al nuevo campo han resultado nocivos para la salud del club realista. El conjunto gaditano se llevó un punto, algo que visto su penoso currículum en Donostia, el diluvio que caía y los cambios que introdujo su conservador entrenador (algo sorprendente, ya que como jugador seducía con filigranas) celebrará como un triunfo.La Real, en cambio, no tiene nada para disfrutar. El equipo de Coleman perdió una nueva ocasión de oro para acercarse a sólo tres puntos del ascenso al ser incapaz de marcar un tanto al Cádiz. No hace falta recurrir al Manual de miserias de esta plantilla para encontrar la explicación al sexto empate en siete partidos, con un argumento basta: la Real no tiene calidad para marcar goles. El paso de tortuga de un punto por partido no conduce a la gloria. Tampoco resulta complicado hallar la única manera con la que se soluciona este pequeño contratiempo para Coleman, pero gigante para el resto de los mortales: con fichajes. Si este equipo se refuerza bien en enero y, sobre todo, por vez primera en los últimos años aparece un fichador que acierte con las incorporaciones (dejarlo en manos de la actual secretaría técnica del club resultaría fatal), tendrá muchas opciones de pelear hasta el final por regresar a la elite.rso_cad_01.jpgEn el fútbol está todo inventado y desde que apareció la nueva tecnología los equipos de elite llegan a los partidos conociendo todos los secretos de su rival. Bueno, todos menos la Real, cuyos entrenadores, como buenos británicos, no pierden demasiado el tiempo desnudando al adversario. No parece difícil desactivar el juego del actual equipo realista. Con dejar que se pasen el balón los centrales, cerrarles las vías interiores y presionar a los centrocampistas cuando reciben el balón de espaldas ya hay mucho ganado.El partido estuvo a tiro para los realistas en el primer cuarto de hora, precisamente el tiempo que tardó el Cádiz en tejer una tela de araña en el centro del campo que resulto inabordable. En el primer minuto, Aranburu se internó tras uno de sus habituales caracoleos y su pase de la muerte, que era una invitación al gol, no encontró rematador. Poco después, Delibasic cabeceó mal y desviado un centro de Tarzán Martínez y, tras una melé a la salida de un córner, Garitano remató suave de volea y el balón salió lamiendo el palo de Contreras. En el Cádiz sólo inquietaba un Lucas Lobos que demostró ser un virtuoso con el balón, pero al que le perdió su excesivo individualismo. Antes del descanso, en la enésima contra gaditana, Nano disparó alto en una situación excelente.

rso_viguera.jpgBorja Viguera, un sub20 quetampoco abrió la lata

APOSTÓ POR VIGUERA: Coleman percibió que su equipo demandaba cambios a gritos, pero no fue capaz de acertar con su diagnóstico. Análisis: la Real jugaba con dos centrales flojos con el balón, dos pivotes a los que también les cuesta crear (Elustondo estuvo mejor) y un mediapunta, Larrea, incansable, que se pierde en partidos tan cerrados.El galés le quitó para sacar a Gari segundos después de que fallara la ocasión más clara al pifiar una volea, y a Delibasic por Viguera justo cuando acababa de cabecear al palo. Aunque las contras del Cádiz sembraban de pánico Anoeta (hubo un tres para dos angustioso), el equipo realista era el único que buscaba el triunfo. Casi lo alcanzó en el último minuto en un cabezazo de Gari que salvó un defensa. Pero a los blanquiazules les faltó continuidad y talento. Un cocktail que atesoran los grandes equipos. Esta Real, desde luego, no lo es.

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