Otra vez la misma historia

logo_small_new.gif Como es habitual cada día después del partido en casa, reproducimos para nuestros lectores, columna de opinón que José Joaquín León Morgado, Director del Grupo Joly, además de Director del Diario de Cádiz escribe después de partido en Carranza en el rotativo gaditano.  «Otra vez la misma historia» es el título de la de este lunes.album_cad_spo_03.jpg .-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-

Otra vez la misma historia diariocadiz_jjleon.jpg DESPUES de este partido matinal se repetirán los mismos comenta­rios de otras veces, y se dirá que el Cádiz no aprovecha sus ocasiones de gol, que no hay un rematador en el equipo, etcétera. Es cierto que el Cádiz mereció ganar al Sporting y que dispuso de sufi­cientes ocasiones para conseguir­lo. También es verdad que este partido se pareció a otros, por ejemplo al del Almería, y no por casualidad. El equipo gijonés, co­mo el almeriense, es de los que de­ja jugar al rival, y eso le viene bien al Cádiz cuando dispone en el te­rreno de un futbolista como Bua­des, que la mueve con criterio, y de Pavoni, que da asistencias para que nadie las aproveche.

 

Pero en este partido volvimos a ver los desfases de un equipo dese­quilibrado. Con un centro de la de­fensa formado por César y Neru ya tenemos garantizado que no se sa­cará un balón jugado desde atrás. Y además no aprovecharon ni una sola subida en las múltiples juga­das a balón parado de que dispuso el Cádiz. Sigo pensando que la ba­ja que más se acusa es la de Abra­ham Paz, sobre todo en esas juga­das, donde tenía más colocación y picardía que los jugadores altos.

album_cad_spo_05.jpgAhora que el Cádiz ya no tiene nada que hacer, excepto sumar esos cuatro puntos que necesita para asegurarse la permanencia, puede ser el momento de ciertas probaturas. Ayer tuvimos la pri­mera, con la titularidad de Acuña. Una cuestión básica para que se forme es darle minutos. Todavía no sabe rematar, no es un golea­dor, y probablemente rendiría me­jor jugando con otro delantero en punta, pero aún así se merece con­fianza. Otra posibilidad sería pro­bar a Fleurquin de central y darle también confianza a Bezares, que podría ser el mejor complemento de Buades en el centro del campo. Bezares no es un centrocampista alto, pero si nos guiamos sólo por esa regla resultaría que Iniesta y Xavi no serían titulares en el Cá­diz.

Es una pena que Pablo Hernán­dez no se pueda quedar otra tem­porada. Sin duda es el jugador con más proyección de los que ayer vis­tieron de amarillo. En el Cádiz no se le ha aprovechado conveniente­mente, sobre todo para que parti­cipe en más jugadas como la del gol que marcó ayer, donde mostró sus principales habilidades: arran­car desde el centro del campo y chutar bien a media distancia.

El partido no sólo se empató por fallar goles. El Cádiz marcó uno, pero antes había regalado otro, en un despeje en corto en el área pe­queña que le llovió del cielo a Die­go Castro, futbolista que ya había intervenido en los cinco goles que encajó el Cádiz en Gijón. Pero es verdad que resulta llamativo tener a delanteros tan gafados como Jo­nathan Sesma y Medina, que son víctimas de sus propias dudas per­sonales. Estos dos jugadores han bajado su nivel, como Enrique, o como el caso de Nano, que no ha sido recuperado en Cádiz para el fútbol. Es preocupante, porque a esa lista de fracasos está a punto de sumarse Lucas Lobos. Y hay que analizar seriamente por qué juga­dores que rindieron en Primera, con Víctor Espárrago, han desper­diciado esta temporada de una manera tan lamentable.

Estoy de acuerdo en que con es­ta plantilla se podía ascender. Al­gunos jugadores podían dar más de sí, y no hace falta saber mucho de fútbol para deducir dónde es­tán las diferencias con las dos últi­mas temporadas. Pero tampoco debemos olvidar que algunas deci­siones de la secretaría técnica han sido equivocadas, algunos fichajes eran mediocridades que no apor­taban nada y se veía de lejos. Los principales errores al fichar han si­do los centrales y el delantero cen­tro, aunque también faltaba un medio organizador y un extremo derecho, que sólo han llegado pa­ra la segunda vuelta.

Se puede aprender de esos erro­res, aunque mucho me temo que algunos están empeñados en repe­tirlos.

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