Góngora y Quevedo
Dentro del capítulo de fuego cruzado entre Teófila Martínez y su equipo, y el Cádiz y el suyo, traemos a nuestro «Dicen que el amarillo» columna de opinión que en «El Cierre» del Diario de Cádiz escribe José M. Vílchez, en la que sobre el tema de marras da su particular punto de vista sobre el affaire. Reproducimos columna que con el título de «Góngora y Quevedo» puede leerse en la edición impresa del Diario de Cádiz de hoy. La caricatura es de Enrique Gracia.
Góngora y Quevedo Los que más veces se comportan como niños chicos, aunque parezca un sinsentido decirlo, son los mayores. Nunca lo he dudado. Los más pequeños se asombran de lo nuevo, defienden lo suyo a muerte por miedo a perderlo para siempre y lloran y pata-lean cuando por sus propios medios no pueden hacer nada por remediar sus males. Pero a veces nos dan lecciones de comportamiento: son amables con quienes les caen bieny casi desprecian a los que no son santos de su dev oción. Cuando de ser niños chicos se trata, los adultos retroceden a sus años de colegio y merendolas de una forma efímera que puede traer penosos efectos a terceras personas. La guerra que enfrenta a Cádiz y Ayuntamiento ha entrado ya en su segunda batalla, con el tema de las obras en Tribuna para ensanchar el terreno de juego, sin haberse puesto fin a la primera. Guerra de licencias ¿Las consecuencias? Para los civiles, para los sufridos y fieles aficionados amarillos.La polémica del vídeo marcador sigue sin dar la razón a nadie, a pesar de que debería estar ya más que instalado en Carranza. No se instala, no hay goles. No hay goles, no se gana. No se gana, no se asciende. No se asciende, se pierde dinero. Y si se pierde dinero… ahí tal vez los adultos, masculinos y femeninos, rescaten las corbatas y el maquillaje para comportarse como tal, que un Cádiz en Primera interesa desde a los dirigentes del club a los gobernantes de la ciudad, pasando por el pueblo, siempre engañado con demasiada información: con desinformación. Muñoz y Martínez, Martínez y Muñoz. ¿Adultos enfrentados? Pocas veces el enfrentamiento puramente formal ha hecho un guiño a lo aparentemente personal. Histórico es el caso de Góngora y Quevedo. Yo te untaré mis obras con tocino, escribió el primero. Al menos, cultista y conceptista compartieron el tono burlesco y la sátira personal…