El punto amarillo (26-09-05)

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  Manolo Camacho,  Jefe de Deportes Punto Radio Cádiz 92.7 FM

Esa canción tan pamplonica es la que entonamos todos los que formamos parte de la expedición a Navarra. Pero, no por perder, que también, sino que empezamos a cantarla en el aeropuerto de la Parra. Y es que el charter no estaba donde debía estar, esto es, en la pista. El mundo al revés, los pasajeros esperando al charter cuando debe ser lo contrario. Que para eso es un charter. Eché de menos los vuelos regulares y los trasbordos, no le digo más. Charter, pa´echarte. No sé si el retraso fue por el tráfico aereo, por una huelga de controladores o de pilotos o porque pilló un atasco en el puente Carranza. Solo sé que la ventaja de usar el charter, que es volar cuando a uno le dé la gana, se fue difuminando a medida que pasaban las horas. Y es que no es de recibo, que un equipo de Primera teniendo que jugar a las cinco de la tarde, llegue a las diez y media de la noche anterior y sin cenar en condiciones (hubo comida de juguete en el avión). No es hora de buscar culpables, pero sí responsabilidades a quien corresponda. De hecho va a haber devolución de dinero por parte de la empresa. Habrá que repartir. Ahora bien, lo mismo que digo una cosa digo la otra, lo mismo que la ida fue un fracaso, la vuelta fue de chupinazo, las cosas como son. Bueno, no del todo, la comida en el trayecto de vuelta no fue lo que se acordó, con el consiguiente nuevo mosqueo de los responsables de la expedición. Del partido mejor ni hablar. Un Cádiz sin ideas, lento, sin anticipación, vamos como el charter de ida. Pues eso, que nosotros cantamos el Pobre de mí y ellos, coincidiendo ayer con San Fermín chiquito, con salida en procesión del Santo con acompañamiento de gigantes y cabezudos incluido, al parecer. Ellos, como digo, entonaron el: A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en este encuentro, de primera división. Y vaya si les hizo caso, aunque con el Cádiz de ayer, al Osasuna no le hizo falta la ayuda divina del Santo Fermín. Se bastó el propio Cádiz para eso. Y es que lo que mal empieza, esta claro que mal acaba. A los hechos del Sadar me remito. Y punto.

Autor:Manolo Camacho

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