El Cádiz pone el “modo crucero” y suma la cuarta victoria consecutiva

Cervera le ganó la partida a Sampedro. Ya lo hacía en el minuto 6.

Álvaro Cervera, el día que deje el Cádiz CF, podrá presumir de varias cosas: conseguir el ansiado ascenso a Segunda sin haber quedado líderes de grupo, haber jugado el playoff de ascenso a Primera siendo un recién ascendido y quedarse a las puertas de eliminar al Tenerife y pasar a la última ronda, y está por ver qué más. Pero, sin lugar a dudas, si por algo será recordado el técnico amarillo es por haber creado un estilo de juego, un sello, el cual, por más que se empeñe el técnico amarillo en decir que cualquiera debe saber cómo juega el Cádiz, sigue funcionando, los jugadores, partido tras partido, creen en él, y, pese al bache de resultados que se alargó más de lo deseado, de nuevo da razones a la afición para soñar con su equipo.

El técnico cadista repetía en el día de hoy el once con el que se jugó en Gijón, a excepción de Servando, que volvía a repetir en el lateral derecho, y Marcos Mauro, que entraba para ocupar el centro de la defensa junto a Mikel Villanueva. Un once que, de nuevo, daba muestras de que el  Cádiz ha entrado en ese “modo crucero” en el que todos los jugadores conocen a la perfección lo que deben hacer y lo que no, la concentración y la contundencia defensiva es máxima, el juego, simple pero eficaz, balón a las bandas, y el resultado, cuarta victoria seguida y portería a cero por quinta jornada consecutiva.

Alex Fernández, tras cesión de Carrillo, marcaba su primer gol en liga, el primero del equipo desde fuera del área.

Esta vez, al Cádiz le bastó empezar con un punto más de intensidad que el Valladolid. Ya en el segundo 20 de partido, Salvi recibía un balón en el vértice izquierdo del área defendida por Jordi Massip y su disparo se iba a córner desviado por el meta catalán. Los pucelanos parecían estar sumidos aún en un letargo pre-partido cuando, en otro córner, un despeje de la defensa llegaba a José Angel Carrilo, el que, de cabeza, cedía la bola a Álex Fernández, que empaló el balón desde la frontal. Su disparo, raso y fuerte, tuvo la buena fortuna de ser desviado directamente a gol por un defensa vallisoletano.

No se había cumplido el minuto 6 y el Cádiz ya se había puesto por delante. Pronto, muy pronto, se vio que el Cádiz ya jugaba otra partido. No había prisas. Lo fundamental, líneas adelantadas, presión muy adelantada con una primera línea de tres o cuatro hombres muy cerca de la salida del balón, que siempre se empeñaba el rival en pasar por el portero, y, a partir de ahí, ir ganando confianza, aprovechar los espacios y nervios que terminarían pasando factura al rival, y, si no ocurría, con prolongar el cerrojo una vez más de la puerta de Cifuentes el partido estaba ganado. Ocurrió esto último y puede decirse que con justicia, pues en los 89 minutos que se jugaron desde el gol de Alex Fernández, la ocasión más clara la tuvo un amarillo, José Angel Carrillo en una rápida contra con pase al hueco de Alvaro Cervera que sólo la buena intervención de Massip evitó.

Partido muy completo el de Servando. En la imagen con Toni Villa.

Lo intentó todo Sampedro, que dio salida a todo lo que tenía en el banquillo, entre ellos Giannota, Pablo Hervías y el guineano, que siempre da la nota por su teatralidad, Ibán Salvador. Pese a todo no sufrió el Cádiz, muy llevado desde el banquillo, incluso sobrepasando el inconveniente de ver cómo Mikel y Alvarito tuvieran que abandonar con problemas físicos durante el segundo tiempo.

Con cinco minutos de prolongación el partido se hizo largo, especialmente con dos lanzamientos a balón parado cerca del área de Cifuentes que este atajó con solvencia, consiguiendo el hito de ser el primer equipo de la categoría en encadenar de forma consecutiva cuatro triunfos. Que Sampedro diga que el fútbol del Cádiz es simple pero efectivo es sólo eso, una anécdota más de la jornada. Igual hasta lo piensa.

Autor: Álvaro de la Hera Luis

 

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