Una pancarta, dos ubicaciones distintas

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 Hubo que cambiarla de sitio.

Dos puestas de pancartas en un mismo partido, una en cada grada, eso fue lo que sucedió en Mendizarroza. Cuento lo sucedido. Entramos como es norma habitual con antelación, herencia legada de los partidos de Carranza, y después de una rápida visualización del graderío de tribuna, y ya con cierta experiencia adquirida por esos campos de Dios ( no tapar publicidad, no molestar al vecino, que haya herrajes y demás para una fuerte sujeción, y sobre todo que pueda ser vista por los amigos desde Cádiz por la TV en saques de esquina,etc.), decidimos el lugar idóneo para la pancarta. Ya digo que con apenas afición del ALAVÉS en las gradas, que esta gente iba llegando a medida que se acercaba la hora, la «nuestra» colgaba con gallardía y así telefoneaba al webman para indicarle la posición de la misma. Al poco rato, y cuando regresaba en un descuido provocado por la retención de líquido ( vamos cuando venía del WC), observo a unos niños de unos 13-14 años que con gran tranquilidad se dedicaban a desacordonar lo acordonado y la pancarta pendía de un hilo, casi ya en el suelo. Cuando me dirijo a ellos (allí estaban los padres de los herederos de la Kale Barroca, que asistían ensimismados a la hazaña de sus pupilos), y les pregunto que ¡qué hacían!, que porqué quitaban las cuerdas, me dijeron que ese sitio era del Alavés, que me fuera a donde estaba la gente del Cádiz.

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 Ya no lucía gallarda, pero al menos era querida  por los que allí estábamos

En un principio, decidí resistir a la heroica, y volví a acordonar los nudos, y de nuevo, gallarda, volvió a lucir la pancarta. En esas un gaditano (supe que era de Cádiz por su camiseta, pues no le volví a ver más) que contempló el rifirrafe, se me acercó y me dijo que él se iba a fondo, que allí estaría más tranquilo. En segundos, le dije que me ayudara y en cuestión de minutos, sin ni siquiera ser bien doblada, y como el que se cambia de sitio en la orilla de la playa cuando sube la marea, llamé a los míos y cruzamos la tribuna y la grada para irnos al Fondo donde estaban los amarillos. Allí ya llegué cuando por megafonía decían la alineación del equipo, y al escucharla pensé que a que partido de verano había ido yo, al ver tantos jugadores «no habituales»… ¡¡¡ Vaya gafe de día estaba teniendo ¡¡¡ Primero la pancarta, luego el equipito de marras… Con apoyo logístico, y en cordel tendedero (reconozco que no tengo azotea y que no tiendo la ropa) sujetamos como pudimos la pancarta ( era la última en llegar) …. Ya no lucía gallarda, pero al menos era querida por los que allí estábamos… No quiero con esta historia ejemplarizar a la afición alavesista, que nos terminó aplaudiendo, y llegándome a decir algún que otro aficionado que éramos la mejor afición que pasaba por allí. Pero que tienen a unos jóvenes y a unos padres que no predican con el ejemplo, también hay que denunciarlos. Aqui a Carranza, si vienen ( que lo dudo, pues muchos me preguntaban cuantos kilómetros había de Cádiz a Vitoria), que pongan la pancarta donde quieran, y si hace falta les cedemos nuestro sitio. Aqui también somos muy chulos… pero también hospitalarios con el visitante.

Autor:Cadictus

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