Ultimátum


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“De no ser así, se adoptarían las decisiones que fueran necesarias”. Así finaliza el innecesario comunicado emitido por el Consejo de Administración del club esta semana. En dicho documento, se indica que el técnico del equipo, Risto Vidakovic, goza de la confianza del Consejo, a pesar de la preocupación existente ante la marcha del Cádiz en la competición. Tras la última derrota encajada por el Cádiz en su visita al Lucena han saltado todas las alarmas, pues parece que el equipo no termina de responder a las expectativas generadas al principio de temporada. En consecuencia, el clamor pidiendo un cambio ha ido en aumento entre la masa social del club. Un cambio que va encaminado en una única dirección: la destitución del actual entrenador y la contratación de David Vidal o Jose González. Las comparaciones son odiosas, pero hay situaciones en las que parece inevitable recurrir a ellas. Este Cádiz de Vidakovic es peor que el que tuvo hace dos temporadas Javi Gracia, al menos, eso dicen las estadísticas. En las doce jornadas que se llevan disputadas, el Cádiz ha cosechado veintidós puntos (siete victorias, un empate y cuatro derrotas), marcando veinte goles y recibiendo catorce. A estas alturas de temporada, con Gracia en el banquillo se habían logrado treinta y un puntos (diez victorias, un empate y una derrota), con treinta y tres goles a favor y catorce en contra. Los números son imparciales, irrevocables, indiscutibles. Hablan por sí solos. Son variables cuantitativas que no expresan cualidad ninguna. Y es ahí donde estriba el fallo de aquellos que se apoyan en los números para pedir la cabeza de Vidakovic. Es cierto que hace dos campañas el Cádiz era más goleador, tenía más puntos y lideraba la clasificación. Se contaba con un auténtico equipazo, con un delantero centro que había anotado ocho goles y con un delantero suplente que había visto puerta en tres ocasiones. Este año, el delantero centro titular lleva dos goles, en parte porque llegó muy tarde al equipo y ha sido suplente hasta hace bien poco. Parece no haber alternativas a Pachón que, como Rubiato en su momento, puedan aportar y darle descanso al titular: Hugo García no suele ser convocado y, cuando lo ha sido, sólo ha jugado cuarenta y cinco minutos –repartidos en tres encuentros- mientras que Ian Daly es el gran desconocido para la afición. Nadie sabe cómo es el irlandés, que lleva camino de convertirse en un nuevo Bogunovic. Además, aquel Cádiz que se paseó por Segunda B tenía otras alternativas de gol, en caso de que Toedtli no viera puerta: Juanma Hernández (seis goles), Caballero y Enrique (cuatro goles), Fragoso, López Silva, Cristian, Mansilla, Raúl López o Fleurquin (un gol). En total, once jugadores marcaron gol en las doce primeras jornadas de competición. Incluso, había más opciones de ataque: por ambas bandas, por el centro… Esta temporada las opciones de ataque parecían venir de la banda izquierda, aunque tras la bajada de rendimiento experimentada por Aarón Bueno, el equipo dejó de volcar su juego hacia ese costado. Jugadores que con Gracia brillaron con luz propia, como Carlos Caballero, este año están dando un rendimiento inferior. alc_cad_02.jpgEncontramos, por lo tanto, en el nivel de la plantilla la primera diferencia entre el Cádiz de la temporada 2008-2009 y el de la temporada 2010-2011. Cabe preguntarse si esta plantilla está capacitada para conseguir el liderazgo del Grupo IV o si lo está sólo para lograr un puesto de play-off de ascenso. Pero esa no es la única diferencia entre el pasado y el presente. Realmente, el Grupo IV ha cambiado sustancialmente. Hace dos temporadas el Cádiz tenía por rivales al Real Jaén y al Poli Ejido, conjuntos que no opusieron demasiada resistencia y que se desinflaron pronto. Este año, los principales rivales son de mayor entidad: un Real Murcia que, como el Cádiz, viene de Segunda División, y un Ceuta que ha realizado una gran inversión para ser competitivo. La temporada va a ser una lucha encarnizada entre cadistas, pimentoneros y caballas. No va a ser un paseo como el de la última estancia en la división de bronce, principalmente porque hay rivales de mayor empaque, más próximos al nivel del Cádiz que Jaén y Poli Ejido. Nuevamente, conviene hacer un alto en el camino y plantearse si, de haber tenido a dos rivales como Murcia y Ceuta, el Cádiz de Gracia hubiera estado tan cómodo en la jornada doce del campeonato. Antes de pedir la cabeza del entrenador, conviene valorar el nivel actual del plantel –pues, igual no está capacitado para luchar por el liderato, siendo error de la planificación deportiva y teniendo que bajar en consecuencia el nivel de exigencia- y el nivel del Grupo IV, más igualado que nunca. cad_ceu_02.jpgA pesar de todo, la actual situación del Cádiz no es tan desastrosa como parece: es el cuarto clasificado –por tanto, en puestos de ascenso- a dos puntos del Ceuta y a tres del Murcia. No es una distancia insalvable, ni definitiva. Aunque es cierto que el equipo no está rindiendo todo lo bien que debiera, los rivales tampoco se están mostrando intratables. Es por esto por lo que me parece inapropiado y fuera de lugar pedir la destitución de Risto Vidakovic. La situación actual del Cádiz no es agradable –no es de recibo perder en el campo del Lucena- pero tampoco alarmante. Alarmante sería si el equipo deambulara por la clasificación, con una cantidad desorbitada de puntos cedidos con respecto a Murcia y Ceuta. No niego que Vidakovic tenga que mejorar muchas cosas, empezando por aclararse las ideas, renunciando al trivote para dar cabida a un pivote tradicional, con dos jugadores laboriosos que sostengan al equipo en el centro del campo y colocando a Caballero –o a quien prefiera, que para algo es el entrenador- en la mediapunta. Que, además, tenga que sacar mayor rendimiento de jugadores de Segunda División como López Silva o que exprima más a Caballero, que puede jugar mucho mejor. Incluso, también se le puede achacar su escasa confianza en jugadores como Hugo García o Ian Daly –a este paso no se sabrá lo que pueden aportar y si pueden suplir con garantías a Pachón si fuera menester- o David González. E, incluso, reconocer sus errores y no achacarlos al árbitro, al campo o al balón. Pero, en honor a la verdad, el equipo no está tan mal como para destituir a Vidakovic. Hay que seguir confiando en el proyecto, a la espera de que la competición avance para tomar decisiones drásticas. El mes de diciembre puede ser una buena piedra de toque para valorar qué hacer con el entrenador: se jugará contra Puertollano y Sevilla Atlético, rivales de nivel similar al del Cádiz y que servirán para ver en qué punto se encuentra el equipo. O, incluso, esperar al mercado invernal en caso de que fuera necesario mejorar la plantilla. Mientras tanto, hay que tener paciencia, pues el objetivo, que es estar entre los cuatro primeros, de momento se está cumpliendo. Las prisas son malas consejeras y no habría que tomar esta decisión a la ligera. Tal vez apresurarse a contratar un nuevo entrenador implique un retroceso mayor que mantener en el cargo un mes más al actual inquilino en el banquillo. Hay que olvidar lo de hace dos años, pues no son comparables el ayer y el hoy. Paciencia, no queda otra.

Autor:Diego Manuel Belmonte

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