No blasfemen, por Dios.

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 «Y con el once…»

Desde que el sábado el Cádiz consiguiera su séptimo Trofeo Carranza la admiración por Lucas Lobos ha crecido hasta límites insospechados. La exhibición que el “canijo” argentino dio a todo el público español ante el Real Betis ha disparado los comentarios de los periodistas a nivel nacional y, sobre todo, de aquellos que siguen al equipo amarillo. En esta línea se insertan ciertos comentarios, de aficionados y de periodistas, que tienden a comparar al “10” argentino con el más grande jugador de la historia del Cádiz. Probablemente el lastre que supone para un club modesto haber contado con uno de los mejores futbolistas de la Historia hace que muchos de los que rodean al equipo amarillo quedaran hace más de una década huérfanos y necesiten un nuevo referente al que idolatrar. Es probable que muchos no recuerden Su imagen, Su calidad y Su categoría pero de ahí a querer situar los dos “canijos” en la misma categoría divina va un abismo. Conviene reflexionar un poco sobre lo hecho hasta ahora por el jugador argentino. Lobos es un excelente futbolista, con una calidad indiscutible, un regate genial y una imaginación poco comparable dentro del fútbol actual. De ahí a comparar a Lucas con Él, me parece demasiado. Lobos lleva sólo seis meses en Cádiz, ha demostrado gran nivel y ha cuajado algunos grandes partidos con goles inolvidables (como el de falta ante el Osasuna o el de Getafe) y quiebros insuperables. No obstante, le falta tiempo para poder convertirse, siquiera, en el segundo mejor jugador de la historia cadista; para poder ponerse a nivel divino le falta mucho más. Él no era sólo un grandísimo jugador de fútbol, Su forma de ser encajaba perfectamente en la idiosincrasia gaditana, rechazó ofertas del fútbol italiano y de otros equipos españoles porque prefería disfrutar de Cádiz, de la gente, de la afición, de la vida. Él era mucho más que un pelotero y por eso ha pasado a la Historia, por eso nadie lo olvida y por eso la frase “y con el 11…” siempre irá acompañada por dos palabras inolvidables para los cadistas. Lucas Lobos tiene calidad, mucha, pero no aún no ha demostrado magia, a menos la magia como Él la enseñó en Carranza.. Que nadie olvide que pronunciar Su nombre en vano es el primero de los pecados del decálogo cadista. No blasfemen, por Dios.

Autor:JG del Valle

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