De cobardes y sabios

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La presentación de Oliverio Alvarez

Soy de los que piensa que arrepentirse es de cobardes. Por eso no quiero cargar las tintas contra nadie en este momento. Si los que mandan, allá por junio (¿o fue antes?) decidieron que había que entregarle el mando técnico de una plantilla que se iba a confeccionar para ascender con todas las exigencias a un técnico novel, excompañero de los primeros jugadores a los que iba a dirigir, pese a lo arriesgado de la apuesta era lo mejor pues la elección ya se tomó entonces. Mucho se ha escrito en estos casi cinco meses, con detractores de la decisión, aduladores de lo que adoctrina la jerarquía cadista y hasta oportunistas que cambian de criterio según el tanteo del marcador. Se ha conseguido entre todos hasta crear un clima de opinión pública, con defensores y críticos sobre la capacitación del Oli entrenador, que del Oli como jugador cadista no se podrá decir nunca nada. Reconozco que en esas fechas preveraniegas no tenía clara mi opinión sobre si el órdago que proclamó Antonio Muñoz en tumultuosa rueda de prensa en la que nos presentaba al encargado de ascendernos (casi textual) era acertada o no. Tenía mis recelos, basados como todos en la inexperiencia del asturiano, pero también confiaba en la sed del que empieza, en su trabajo y en su conocimiento del fútbol y del entorno cadista, algo que tantos dolores de cabeza provocó a su antecesor. Una sóla cosa si que tenía clara, clarísima, y era que el Oli entrenador partía con ventaja. La afición cadista, su generalidad al menos, le iba a soportar más que a cualquier otro mister en su situación. Eso me sirvió para avalar la decisión del Cádiz C.F de nombrarle entrenador de la plantilla. Pensaba que tras dos, tres malos resultados cualquier otro entrenador sería tratado a patadas sobre todo por los ricos de Tribuna, esos que no siguen el estribillo del resultado me da igualhemos venío a emborracharnos . Oli, como Pérez Reverte, tendría patente de corzo para comenzar con buen pie su primer proyecto. reloj_oli.jpgEl domingo que viene, por fin en tarde dominical como me enseñaron de pequeño ir al fútbol, jugamos para entrar en puestos de descenso o aspirar a la media baja posición en la tabla. No voy hablar de ascensos. Tampoco de tácticas. Ni dibujos ni sistemas. Olvídome de lesiones. También de amiguismos y ostracismos, que todo seguro está influyendo, pero para eso están los que tienen pluma y micrófono público. Tampoco hablo de descartes, de fichajes y no fichajes. Lo que escribo en esta ocasión lo hago como aficionado, como accionista, abonado y sobre todo como cadista que sufre y se alegra por su equipo. Esto tiene mala pinta. Jugar para salir de la cola es algo que me asusta y preocupa. No pienso ya ni en ascensos ni en remontadas, sólo tenemos que ganar y aprender a hacerlo, pero ¿sabemos?…Los que hemos visto los partidos del Cádiz estaremos de acuerdo en que Castellón, Almería, Salamanca, Albacete nos han ganado bien, con holgura, demostrando que saben lo que se tienen entre manos, que saben a lo que juegan y que son un equipo de fútbol. ¿A qué juega el Cádiz? ¿Alguien lo sabe? Entiendo la encrucijada de los que decidieron en junio el nombramiento del entrenador, sus debates y diatribas públicas y privadas. No quisiera estar en sus pellejos, pero tampoco tengo dinero para comprarles el club y tomar yo la decisión. Al comenzar hablaba de la valentía en la vida a la hora de tomar decisiones, pero también en la sabiduría del que corrige. Rectificar es de sabios.

Autor:Tito Martín

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