Peragón, la mejor medicina

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 Peragón, la mejor medicinapara el Cádiz de Agné.

Como en Lepe o como con el Cacereño, el Cádiz de Agné ha encontrado en Roberto Peragón la dosis necesaria para sumar de tres en tres. El delantero madrileño,  que está dejando  meridianamente claro que en Segunda B el DNI es un valor añadido, ha vuelto a ser vital con sus goles en el triunfo del Cádiz en el complicado terreno de juego de Arroyo de la Luz.

Pronto, muy pronto, cuando transcurría el tercer minuto de juego, se le puso al Cádiz el partido de cara. Centro de Pablo Sánchez desde la banda izquierda en lo que era la primera aproximación amarilla y Peragón, con su bota derecha, la ponía imposible para el buen guardameta Saavedra. Un gol que era como salir al campo ganando. Un tanto que se intuía podía pesar como una losa al cuadro de Marrero dada los problemas con el gol que vienen lastrándolo durante las últimas semanas.

El tanto hizo que el Cádiz, que salió como en Cartagena, con un trivote en el centro del campo (Fall-Luque-Granell), diera un paso atrás. La consigna ya la había adelantado Agné durante la semana: nada de perder balones en zonas comprometidas. El equipo lo entendió a la perfección y pese a que en muchas fases del primer tiempo el Arroyo CP, lógicamente conocedor de las dimensiones del campo y sus características, achuchó de lo lindo, la zaga estuvo firme, especialmente tanto Aitor como Domingo. Y cuando no, era un Aulestia muy sobrio por alto el que abortaba cualquier peligro. Sólo el balón parado local, en muchas acciones y desde casi cualquier posición prociaba que los lanzamientos de Guti o Movillas hicieran sembrar la incertidumbre. Sin embargo, y lo que es el fútbol, fue Edu Espadas el que tuvo la ocasión más clara, cuando a poco del descanso se encontró con la madera con un Aulestía ya batido a la vez que sorprendido. Reaccionó el Cádiz de nuevo y fue Peragón el que hizo a Saavedra ejecutar la parada de la tarde enviando a corner. Una acción que dio paso al descanso.

Tras la reanudación fue cuando se vio el mejor Cádiz. Claro que para eso tuvo que llegar el segundo. Transcurrían siete minutos y de nuevo el capitán puso un balón al corazón del área para encontrar la cabeza de Peragón que se la cambiaba al guardameta madrileño del Arroyo. Quedaba algo más de una hora de partido pero el devenir del encuentro dejaba el encuentro encarrillado para el Cádiz. Fue este un gol que notó y mucho el Arroyo. De hecho apenas volvíó a inquietar a Aulestia. Ni siquiera las varientas de sistemas y hombres que propició Juan Marrero con sus cambios. Durante muchas fases del encuentro estuvo más cerca el tercero que el primero local, pero ni uno ni otro. Los de Agné, sabedores de la importancia de los puntos, supieron nadar y guardar la ropa y llegaron al pitido final plácidamente, con un Belencoso que tuvo la más clara pero que no estuvo atinado para superar al portero en la salida.

En definitiva, justo triunfo del Cádiz, segundo consecutivo que lleva a los amarillos a alcanzar los cuarenta puntos en la tabla clasificatoria.

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