La apatía y los cambios casi cuestan caras


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 El primer tiempo pudo dejar el partido finiquitado.Al final casi la relajación deja dos puntos o más en Almería.Foto: La Voz de Cádiz

Manual de cómo complicar un partido que prácticamente está ganado al descanso en dos lecciones. Lección uno, desentenderse del encuentro, dejarse llevar, permitir que un rival que ha sido completamente dominado en el primer tiempo pase a dominar. Lección dos: hacer cambios sin sentido, que desestabilizan al equipo y que necesitan una reestructuración en el once. El Cádiz cumplió estos dos pasos y, en consecuencia, se complicó un encuentro que al descanso estaba sentenciado gracias a los goles de Caballero y Aarón Bueno. El equipo salió de vestuarios convencido de que la victoria estaba asegurada, de que el rival apenas iba a inquietar y que los segundos cuarenta y cinco minutos iban a ser de trámite, un paseo, como el día del Alcalá. Se dejó llevar el equipo, sin ejerce el dominio del centro del campo que le hizo fuerte en el primer acto y sin llegar a la portería rival. Todos se relajaron y el Almería B, que no es que hubiera empezado el segundo tiempo mordiendo al Cádiz, fue teniendo poco a poco oportunidades regaladas por la zaga amarilla. Al despropósito de este segundo tiempo ayudó mucho el entrenador del Cádiz, el bosnio Risto Vidakovic. Seguramente lo hizo con la mente puesta en el próximo compromiso liguero ante el Yeclano, que será entre semana, pero eso no es excusa para hacer unos cambios tan raros. Vidakovic hizo un experimento que a punto estuvo de salirle mal quizás, de no ser el rival el filial almeriense, hubiera sido peor- y que no debería volverse a repetir. Quitó a dos jugadores de la defensa para introducir a otros dos con un perfil más atacante. Primero Baquero le dejó su sitio a López Silva. Después, fue Cifuentes el que se marchó para que David González dispusiera de minutos. Dos cambios raros, sin sentido, cuando aún quedaba media hora de juego. Con estos cambios, el equipo se vio obligado a reestructurarse. La línea de cuatro defensas que salió de inicio estuvo integrada por Cifuentes en el lateral derecho, Baquero y Álvaro Silva como centrales y Diego Reyes en el lateral zurdo. Al quitar a Baquero y Cifuentes, la situación fue diferente: Velasco, que había empezado como extremo diestro pasó al lateral para ocupar el puesto dejado por Cifuentes, mientras que Jurado pasó de ser mediocentro a actuar como central. Y fue en ese instante cuando se juntaron la desgana amarilla en el juego y el desbarajuste por los cambios para que el Almería B recortara distancias y se creyera que podía empatar el partido. También lo creyó la hinchada, que espoleó a su equipo para que pusiera en apuros al Cádiz. El partido se complicó enormemente y fue más por deméritos del Cádiz que por los méritos del Almería B. El encuentro, hasta el postrero gol de penalti de Aarón Bueno, fue todo un agobio para el cuadro visitante, que fue incapaz de hacerse con el control en el centro del campo y de llegar con peligro a la portería rival. No pasó nada, pues el Cádiz sumó tres puntos, pero de haber salido mal, el equipo se habría dejado dos puntos en el camino. Lo importante es sumar y no tirar los partidos. Quizás haya sido bueno que tanto Vidakovic como el equipo cometieran este error, pues ya saben qué no hacer en el futuro. El Cádiz no puede permitirse tanta relajación, pese a que la diferencia en el marcador sea grande. Tampoco, puede permitirse experimentos tan raros fuera de los entrenamientos. Hay mucho en juego y si al rival se le da vida, no lo va a desaprovechar. Esta segunda mitad tan desafortunada quita brillo a la victoria conseguida y, sobre todo, al gran primer tiempo del equipo, que superó a su rival por completo y que, incluso cerca estuvo de marcar algún gol más. Con estos tres puntos el Cádiz es líder en solitario del Grupo IV de Segunda B. Ante el Yeclano el miércoles tendrá una gran oportunidad para seguir sumando y seguir mejorando.

Autor:Diego Manuel Belmonte

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