El Real Betis y el efecto machote

El “efecto machote” de Luis Fernández sólo dura una semana.betis_luisfernandez.jpg“El fútbol es un estado de ánimo”. En esta valdaniana sentencia están implícitas algunas de las explicaciones más racionales de las rachas en las que algunos equipos se sumergen cuando las cosas comienzan a salir bien (o mal).Esta es también la frase que durante más de quince días se ha manejado en el entorno bético más como esperanza que como auténtica verdad irrefutable. Para los béticos Javier Irureta (el único entrenador español en activo con un título de liga y uno de copa en su currículum) desprendía tristeza y melancolía, algo que difícilmente casaba con una de las aficiones más jaranera del fútbol español.Por eso, la llegada de Luis Fernández, el francés de Tarifa, había sido visto como la necesaria inyección de optimismo que ansiaba el vestuario verdiblanco. Fernández, que junto con el actual entrenador cadista Jose González, es el único técnico nacido en la provincia de Cádiz de la Liga de las Estrellas, ha logrado vender de sí mismo una imagen de entrenador alegre y vivaracho que fue muy bien recibida en Heliópolis.La satisfacción fue prácticamente plena cuando, el día de su debut, el Betis se imponía al Celta con un solitario gol de Rafael Sobís. Algunos en el Paseo de Las Palmeras veían ya el final del túnel. Sin embargo, parece que el ánimo del “machote” se acabó aquel día. Desde entonces el Betis ha jugado dos partidos más. En Copa del Rey empató sin goles en su casa contra un triste Real Madrid.Pero el palo que ha devuelto al infierno a la afición verdiblanca ha sido el resultado en Pamplona. El Osasuna le endosó el domingo al Real Betis la mayor goleada de lo que llevamos de temporada. La manita que se llevó el Betis de su visita al Reyno de Navarra vuelve a situar a Luis Fernández al inicio del camino, en el intento de recuperar la estima de un grupo humano que se siente peor de lo que es.

Autor:JG del Valle

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