La experiencia. Ese valor buscado.


uru-par1.jpg
Fleurquin. Todo un subcampeón de América

La experiencia es un grado.Frase tópica, inmortal. De las de padres a hijos. Pero no recurro a ella para loar la labor del mister, el viejo zorro que nos comanda, y mucho menos ahora que es vox populi en la afición cadista, donde hasta la voz que más clamaba en su contra calla como reconocimiento a una intachable labor. Lo hago para referirme a Andrés Fleurquín, el uruguayo que este verano, con 29 años, firmaba por dos temporadas. No llegaba un crack. Tras su paso con más pena que gloria por el Córdoba durante la liga pasada, cambiaba la ribera del Guadalquivir por la Bahía de Cádiz, más concretamente por la amarilla ciudad del Puerto de Sta. María donde fijó su residencia. Pocos conocían de él, al que considero un híbrido del peruano Chemo del Solar, del vecino Pendin y de su compatriota, ahora en el Valencia, Gonzalo de los Santos. Era el fichaje del clásico 5 charrúa, sobrio, duro, buen cabeceador, con mando, de los que nunca pierden el sitio, pero sin alardes ni concesiones a la galería. Con ese perfil era obvio que su encaje y adaptación a la afición cadista no iba a ser fácil. Tendría que darle tiempo al tiempo, y en eso está. Y es que Andrés es de los jugadores sin vitola de estrella, más de los que ayudan a no perder que a ganar. Claro que en este 2004 ya ha tenido ocasión de demostrar sus condiciones técnicas, manejo de las dos piernas (con gol zocato al Nástic como mejor prueba) o la precisión de sus pases. Dos goles importantes, el de Almería, y el de Sesma al Elche, partieron de su borceguí diestro. Victor Espárrago debe conocerlo bien, y difícilmente prescinde de él cuando está disponible, lo hace además en los momentos en que debe hacer valer el grado que supone su experiencia. No es extraño pues que su salida desde el banquillo dé más equilibrio a la medular, una vez que el negro Bezares, en la mayor parte de las ocasiones, haya hecho el trabajo sucio. Así coincidimos todos los que tuvimos la suerte de ver en el Helmántico y el Arcángel sendas victorias del Submarino.

fleurquin.jpg
En el Stade de Rennais
s4.jpg
Campeón con el Galatasaray

No obstante, y quizás debido al parón de dos meses que le supuso una rotura de fibras, su protagonismo en el liderato de la plantilla a la que pertenece no alcanza los niveles de los habituales en el once tipo, nueve partidos y poco más de cuatrocientos minutos. Será cuestión que avance el año nuevo y vayan llegando partidos. Presiento que el 2005 traerá mayor protagonismo a Fleurquin, es más, hasta le habrá venido bien llegar con menos minutos que el resto de sus compañeros del mediocentro. Con Manolo, Bezares y Suárez debe de competir para que el mister elija a dos. Claro que en una zona de tanto desgaste físico, los ciento ochenta minutos deben de repartirse y como mínimo tres de ellos se colgarán la etiqueta de titulares. Es ahí donde estará el uruguayo, un lujo para nuestro equipo, todo un internacional con su país, con el que hace cinco años se enfrentaba como titular a la todopoderosa canarinha en la final de la Copa América. 3-0 ganó el Brasil de Ronaldo, Rivaldo, Roberto Carlos, Cafú, Amoroso… a la celeste de nuestro Fleurquin, Zelayeta, Magallanes, Lembo. Con su selección fue fijo durante varios años después y coincidió, siempre como titular, con hombres como Dario Silva, Recoba, Nico Olivera, De los Santos, Paolo Montero o Walter Pandiani, hasta que unas desavenencias con Víctor Púa, el seleccionador, le hizo desaparecer de las convocatorias. El Defensor de Montevideo (el equipo de Espárrago) ha sido su único club en su país. Después emigró a la vieja Europa, al Sturm Graz de Austria, donde estuvo tres años, de ahí Estambul, para levantar la copa de campeón de liga con el Galatasaray turco. Con los leones rojos disputaba la Champión League 2001, siendo aquel año el jugador charrúa que más partidos disputaba en aquella Liga de campeones. Un logro al alcance de muy pocos. Rennes, en Francia, fue su siguiente destino, antesala del fichaje por el Córdoba. Ahora juega para nosotros. Todo un lujo. Que en el 2005 te descubramos.

También te podría gustar...