Espárrago vuelve a la Mancha

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 Sólo Floro lo supera en el Albacete

Sólo Floro lo supera

En el inescrutable mundo del fútbol nada está garantizado. Una misma persona, con los mismos métodos de trabajo, virtudes y defectos puede triunfar o fracasar sin motivo aparente. Es lo que se suele decir con la frase tan tópica como cierta de: “No hay dos partidos iguales”. Dicho esto, también es cierto, que Víctor Espárrago no sólo forma parte de la mejor historia del Cádiz, Valencia o Sevilla, los tres clubes con los que siempre se le suele asociar. El jueves cuando la expedición del Cádiz entre en el Carlos Belmonte, Víctor volverá a su lugar de trabajo durante más de un año de su dilatada carrera. Para ello hay que remontarnos a finales de 1992, cuando después de quince jornadas, el técnico Julián Rubio era cesado como entrenador del Alba. Tenía al equipo manchego en puestos de descenso. Era una situación complicada, pues el año anterior, Floro con el recordado “queso manchego” había dejado el listón en un 7º puesto, casi en UEFA. En esa tesitura afrontaba Espárrago el reto manchego y se hacía cargo del equipo a partir de la jornada 16ª. De aquí al final, y no sin problemas, dejó al equipo el cuarto por la cola, eso sí, en Primera. En aquel Albacete de la 92-93, Espárrago tuvo a sus órdenes a jugadores como: Santi Denia, Zalazar, Delfi Geli, Bossio, Unanua o Pinilla. En la 93-94, Espárrago que se había ganado la renovación con creces, estuvo toda la temporada al frente de los del Carlos Belmonte. Después de 38 jornadas, aquel Albacete de Espárrago finalizaba el 13º. Una posición que sólo ha sido superada en la historia del club de las navajas por Benito Floro. Como dato anecdótico de aquella última temporada, mencionar que, con Víctor como entrenador, debutaba un jovencísimo Fernando Morientes como jugador de Primera. En el verano del 94 Espárrago aceptó la llamada de Pucela para hacerse cargo del banquillo blanquiovioleta. Sólo aguantó trece semanas. No hay dos partidos iguales. 

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