El Cádiz no falla y derrota al Melilla por 2-0

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 Once inicial. El Cádiz se engancha al triunfo, el octavo en las últimas nueve jornadas.

El Cádiz regresó a la senda del triunfo ante el Melilla, en la vigésimo séptima jornada en el Grupo IV de Segunda B. Un partido complicado, con mucho ritmo, en el que los de Claudio Barragán dispusieron de claras ocasiones para marcar. Sin embargo, hubo que esperar al último cuarto de hora de partido para ver los goles de Jona Mejía y Kike Márquez.

El encuentro tuvo un inicio con mucho ritmo, con los dos equipos volcados en ataque, sin renunciar al balón. El Cádiz llevaba el peso del juego, mientras que el Melilla ejercía una presión muy adelantada de la salida de balón cadista. Además, los norteafricanos no renunciaron al ataque.

La primera jugada de peligro favorable al Submarino Amarillo se produjo en el primer minuto de partido, en un contragolpe montado por Airam Cabrera y que culminó, con un peligroso disparo, Juanma Espinosa. El lanzamiento del jiennense se marchó fuera por poco. El Cádiz volcaba el juego por el costado zurdo, donde encontraba huecos en la zaga melillense. Tomás Sánchez fue el primero en explotar esta circunstancia, con un gran centro al área al que no llegó, por poco, Airam Cabrera.

Nuevamente desde el costado zurdo, Jona Mejía logró ganarle la espalda a Juanjo, centrando al área. El balón lo recibió Juan Villar, que con todo a favor acabó estrellando su disparo en el lateral de la red.  En el minuto 15 de juego, el Melilla evitó, in extremis, el gol cadista. Tomás Sánchez volvía a meter el balón en el área para que Jona Mejía sorprendiera a Álvaro con una preciosa vaselina. El disparo del hispano-hondureño fue sacado bajo palos por Richi. El rechace le llegó a Juan Villar, que tras ganar la pelota en la derecha intentó adentrarse en el área. Sin embargo, un defensor melillense tocó la pelota con la mano. Claro penalti que no fue considerado como tal por el colegiado, Escudero Marín.

A partir de ahí, el duelo entró en una fase de imprecisiones por parte de los dos equipos, que mantenían una pugna por hacerse con la posesión de la pelota. Tanto Cádiz como Melilla dispusieron de buenas oportunidades a balón parado, que no lograron aprovechar. Antes del descanso, Claudio Barragán se vio obligado a realizar el primer cambio del partido, después de que Jon Ander Garrido se fuera lesionado. Su sustituto fue el chileno Navarrete.

 Los segundos 45 minutos de partido fueron un monólogo cadista. El Submarino Amarillo fue en busca del gol, de manera decidida. Sin embargo, se mostró poco acertado de cara al marco contrario. En el minuto 50, Juan Villar lanzó el primer aviso del segundo período, con un buen disparo dentro del área que, con una mano salvadora, logró despejar Álvaro. Cuatro minutos más tarde, el onubense volvió a rozar el gol. Esta vez, al recibir un gran pase de Airam Cabrera y con una vaselina algo escorada que se marchó fuera por poco.

El asedio cadista continuaba y a la hora de partido, los norteafricanos volvieron a sacar el balón bajo palos. Fue en una falta favorable al Cádiz y en la que Jona Mejía aprovechó la mala salida de Álvaro para rematar. Su disparo fue sacado, en última instancia, por el veterano Chota. El hispano-hondureño volvió a probar fortuna dos minutos después, al intentar batir al cancerbero melillense por alto en un uno contra uno. Airam Cabrera también pudo hacer el 1-0, al llegarle al segundo palo un buen envío de Tomás Sánchez que Jona prolongó de cabeza. El remate del canario dio en el lateral de la red.

En el minuto 76, el Cádiz logró abrir la lata. Juan Villar fue derribado en el área por Mahanan y esta vez, el colegiado señaló la pena máxima. Escudero Marín amonestó al zaguero norteafricano. El lanzamiento corrió a cargo de Jona Mejía, que desde los once metros logró superar a Álvaro para adelantar al conjunto amarillo. 1-0.

No fue el único gol que consiguió el Cádiz ante el Melilla. En el tiempo añadido, Mahanan derribó en la frontal del área a Kike Márquez. Una acción por la que el defensor melillense vio la segunda amarilla del partido. Una falta muy peligrosa, que ejecutó a la perfección Kike Márquez: el disparo del sanluqueño se alojó en la escuadra de la portería de Álvaro, poniendo el 2-0 en el marcador.

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