El Cádiz jugó atascado

cad_rso_08.jpgVeintiún puntos. Esa era la diferencia existente en la clasificación entre la Real Sociedad y el Cádiz antes de la disputa del encuentro de esta jornada. Y se notó: uno luchaba por asegurar el ascenso a Primera y el otro, por mantenerse en Segunda. Cuando dos equipos con tan dispares objetivos se ven las caras, siempre suele salir victorioso aquel que aspira a las cotas más altas. Este partido no fue una excepción, si bien el buen momento del Cádiz (con un mes de mayo casi de ensueño) y los malos resultados de la Real Sociedad fuera de casa invitaban al optimismo. Sin embargo, esto no fue así, y el equipo txuri-urdin se sintió en Carranza como en su casa, en parte por el masivo apoyo que recibió por parte de su afición, que acudió a la Tacita en masa con la idea del ascenso en mente.El mayor problema del Cádiz fue que se sintió inferior a la Real Sociedad casi todo el partido, dejando que fuera su rival el que marcara el ritmo de juego. Además, el equipo de Víctor Espárrago jugó sin las ideas claras, con ataques dispersos y sin profundizar. Ese fue su mayor error ofensivo: no ensanchar el campo, jugando obsesivamente por el centro. El Cádiz se atascó, no buscó entrar por las bandas y cayó en la maraña defensiva tramada por un genial Diego Rivas, líder de su equipo en esa faceta del juego. Esta tendencia se acrecentó después de que Carlos Bueno marcara el primero de sus tres goles. La Real Sociedad dio un lógico paso atrás, a la espera de matar a su rival en algún contragolpe. Mientras tanto, el Cádiz jugaba por el centro sin generar peligro. cad_rso_05.jpgSe echó excesivamente en falta a Enrique Ortiz, y eso que el extremeño no está demasiado lúcido en sus últimas intervenciones. López Silva, buen futbolista por la banda izquierda, se diluye inexplicablemente cuando juega por la derecha, que es por donde debería jugar mejor por ser esa su pierna natural. El onubense no estuvo participativo y, en lugar de quedarse pegado a la línea de cal como le exigía su entrenador, actuaba por el centro sin generar peligro alguno. Son los jugadores veteranos (Enrique, Fleurquin o De la Cuesta) los que sostienen a este Cádiz. Si falta alguno, el equipo lo acusa demasiado. Lo que acabó por inclinar la balanza a favor de la Real Sociedad fue el fallo garrafal de Dani Miguélez que posibilitó el segundo tanto del uruguayo Bueno. Fue la jugada determinante del partido: nada más empezar el segundo acto, el cuadro visitante se encontraba con un gol prácticamente regalado. Era casi la sentencia al partido y dejó muy tocado a un Cádiz que había mostrado un atisbo de reacción nada más salir del túnel de vestuarios. A partir de ahí, la Real Sociedad se hizo con el balón, siendo el Cádiz incapaz de arrebatárselo. Y en un gran centro de Antoine Grizmann – bestia negra del Cádiz en los dos partidos que han jugado ambos equipos esta campaña – posibilitó el hat-trick de Carlos Bueno. Con 0-3 todo estaba perdido, y el cambio de Espárrago, sustituyendo a Tristán por Toedtli, en vez de afrontar lo que quedaba de partido con tres delanteros, se explica para evitar que el sevillano viera la quinta amarilla. Del mismo modo, poco después fue sustituido Fleurquin. El partido estaba perdido y el técnico hacía bien en reservar efectivos de cara al vital compromiso de la próxima jornada. cad_rso_02.jpgEl gol de Ogbeche casi al final del partido fue anecdótico (pues Griezmann estuvo a punto de marcar el cuarto de su equipo, del mismo modo que Xabi Prieto y Nsue tuvieron buenas ocasiones de gol) y coloca al nigeriano como máximo goleador amarillo esta campaña, superando al ausente Enrique. Este tanto sirvió para disimular el mal partido del nigeriano: desaparecido, no se ofreció y estaba más pendiente de finalizar las jugadas de ataque del Cádiz que de buscar a compañeros mejor situados. Quizás el jugador más destacado de los cadistas fue Jaume Costa, más participativo y con las ideas más claras desde la banda izquierda que López Silva desde la derecha. Se notó, como decía, la diferencia entre ambas escuadras. Por la entidad del rival, este partido se podía perder. Era quizás el único de los tres que quedaban en el que el Cádiz podía permitirse un traspiés. Hay que olvidar este resultado cuanto antes para centrarse en el Huesca, que está a solo un punto. Ese partido decidirá, en gran medida, el futuro del equipo. Si el Cádiz gana, prácticamente seguirá siendo de Segunda. Si empata, se mantendrá con opciones antes de la última jornada (aunque mirando de reojo los resultados de Murcia y Albacete) Si pierde… Mejor no pensarlo. El de El Alcoraz será un partido a cara de perro en el que solo valdrá ganar. Fotos. P.Ortega     

Autor:Belmonte

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