Buena imagen

cadiz_risto.jpgEl Cádiz de Hristo Vidakovic se estrenaba ante su afición en el LVI Trofeo Carranza, ante el rey del torneo, el Atlético de Madrid. Los colchoneros llegaban a la Tacita de Plata sin Diego Forlán, pero con el Kun Agüero, que empezó el encuentro desde el banquillo. De hecho, el Atlético que se vio durante los primeros cuarenta y cinco minutos de juego distaba mucho de ser el equipo de gala de Quique Flores: un equipo plagado de suplentes, con la participación de Jurado como hombre de referencia en ataque. Por su parte, y teniendo en cuenta la actual plantilla, el Cádiz se presentó ante su hinchada con un once inicial que perfectamente podría ser el que debute en Liga ante el Real Jaén en poco más de un mes: Dani Miguélez bajo palos, línea de cuatro defensas formada por Cifuentes, Álvaro Silva, Baquero y Raúl López; Caballero y Jurado en el centro del campo, Enrique y Dieguito en las bandas, Fran Cortés y Joseba Arriaga en la punta de ataque. Quizás la única sorpresa fuera la presencia de Dieguito en detrimento del recién llegado Aarón Bueno. Con el pitido inicial del colegiado Ontanaya López pudo verse a un Cádiz bien plantado en el campo, con las ideas relativamente claras y con ganas de agradar. El equipo amarillo –completamente vestido de dicho color al estrenar la polémica primera equipación diseñada por Kelme-salió sin complejos, sin temer a un rival de mayor categoría como el rojiblanco. Llegaron a verse buenas triangulaciones de balón y buenos desplazamientos en profanidad que incomodaron a Perea y Juanito, centrales atléticos. De hecho, en uno de esos pases en profundidad pudo adelantarse el Cádiz: Caballero controló dentro del área y se plantó solo ante Joel, pero su disparo, raso y al pie del portero rival se marchó a saque de esquina. El dominio del juego corría a cargo del Cádiz, sin embargo, el Atlético de Madrid dispuso de buenas oportunidades. Todas ellas en las botas de Jurado, que cada vez que arrancaba y encaraba a los centrales amarillos sacaba petróleo. Fueron ocasiones aisladas, que demostraban que el rival del Cádiz estaba ahí, aunque la posesión era local. En esta fase del partido se vio a un Carlos Caballero que falló bastante a la hora de dar el último pase a los delanteros: siempre lo daba demasiado tarde, cortando la acción de peligro. Al borde del descanso Vidakovic se vio obligado a hacer el primer cambio del partido: Raúl López se lesionó, teniendo que entrar el canterano Tiri en su lugar. El mismo guiónEl segundo tiempo se retrasó más de la cuenta porque se fue la luz del estadio. Tras el descanso ninguno de los dos equipos realizó cambios y el guión de la primera mitad parecía repetirse: el Cádiz era el que más peligro creaba. Esta superioridad cadista se producía gracias al gran trabajo de Álvaro Jurado en el centro del campo. El nuevo fichaje se erigió en el líder del equipo, robando balones, distribuyendo bien el juego y estando siempre bien posicionado. Pudo adelantarse en el marcador en un buen centro de Dieguito desde la izquierda buscando a Arriaga, que estaba completamente solo dentro del área, pero el vasco se equivocó en el control y ni siquiera llegó a disparar. Descontento con su equipo, Quique Flores puso toda la carne en el asador: metió de un tacada a Reyes, Simao y al Kun Agüero. El Atlético notó los cambios, pues se volcó en busca del gol con un juego más vertical. Poco después Vidakovic también movió fichas: quitó a Jurado por Moke, a Baquero por Germán y a Enrique por Velasco. Sin Álvaro Jurado y Baquero el Cádiz sufrió más, dejándole más espacios al Kun y a Reyes, que tomaron el testigo de José Manuel Jurado. En una internada por la banda de Reyes, Tiri derribó al extremo rojiblanco dentro del área. Un penalti claro que Ontanaya López no señaló. El colegiado tampoco concedió un gol fantasma al combinado colchonero. Jurado se plantó solo ante Dani Miguélez y aprovechando que el guardameta gaditano se había quedado a media salida, elevó la pelota por encima de él. Dani corrió para evitar que el balón entrara y llegó a sacarlo con apuros, aunque ya había traspasado la línea de gol. Sin embargo, ni Ontanaya ni su asistente consideraron que hubiera sido gol, para alivio del Cádiz. El entrenador cadista aprovechó para hacer otro cambio: quitó a Dieguito para que Aarón Bueno debutara con el equipo. Penaltis La entrada del extremo catalán le dio aire al equipo, y en las dos jugadas de ataque de las que disfrutó demostró que la velocidad y la verticalidad son algunas de sus virtudes. Durante todo el partido el Cádiz había adolecido de una falta de gol preocupante, pero pese a esto consiguió adelantarse en el marcador. Fue tras un claro penalti de Perea sobre Cifuentes, muy protestado por los jugadores atléticos –tuvo que abandonar su zona Quique Flores para clamar a sus futbolistas. El encargado de lanzar la pena máxima fue Aarón Bueno, que demostró que es un gran especialista: lo lanzó muy bien, suave, a un costado y dejando clavado al meta Joel. Quedaban cinco minutos y el descuento, y el Cádiz sólo tenía que aguantar los ataques del Atlético, encerrándose atrás y juntando líneas. Inexplicablemente esto no pasó y el equipo dilapidó el trabajo del partido en los minutos finales. Le concedió más espacios al Kun Agüero, que dispuso de tres ocasiones. La primera, un mano a mano con Dani Miguélez –después de que ni Germán ni Álvaro Silva hicieran el menor intento de arrebatarle el balón al argentino- que se marchó fuera. La segunda, fue la jugada del empate: se internó en el área y allí, Dani Miguélez no pudo controlar los nervios y se tiró encima del delantero rojiblanco. Penalti claro y clamoroso que fue materializado por el propio Agüero. La alegría le duró a la parroquia gaditana apenas tres minutos. La tercera y última oportunidad del Kun fue en otro mano a mano en el que falló el ariete: en vez de disparar, intentó recrearse y Dani le robó con facilidad la pelota. Finalmente, se llegó a la tanda de penaltis –aunque antes Ontanaya expulsó a Álvaro Silva por una dura entrada sobre Reyes. Sería desde la lotería de los once metros donde se decidiría la primera semifinal del Carranza. Una lotería, que no empezó mal para el Cádiz: después de que Simao y Bueno marcaran sus lanzamientos, Dani Miguélez le paró el disparo a Jurado con una preciosa estirada. Hasta el último lanzamiento ni Cádiz ni Atlético fallaron. Fue entonces cuando, con todo a favor, Velasco echó fuera su disparo, oportunidad para clasificar al Cádiz para la final. Y en la muerte súbita el Cádiz terminó de ser eliminado: Tiri no pudo batir a Joel. Así, el Cádiz perdió por 6-5 en la tanda de penaltis y se veía apeado de su trofeo. En líneas generales, un buen partido del equipo de Vidakovic, al que aún le hace falta un delantero centro y solucionar algunos errores defensivos.

Autor:Diego Manuel Belmonte

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